Dentro del sistema de organismos especializados de las Naciones Unidas, esta institución –autónoma pero coordinada por el Consejo Económico y Social de la ONU, como sucede con la UNESCO, la OIT, el FMI o la FAO– ha pasado de ser una única entidad cuando se creó en la Conferencia de Bretton Woods (EE.UU.), en 1944, a convertirse en un grupo de cinco instituciones de desarrollo estrechamente relacionadas que, básicamente, trabaja por un mundo sin pobreza. En la actualidad, el grupo del Banco Mundial está formado por: el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento [(BIRF) que otorga préstamos a Gobiernos de países con pocos ingresos pero que tengan capacidad de pago]; la Asociación Internacional de Fomento [(AIF) que concede préstamos sin interés, o créditos, así como donaciones a Gobiernos de los países más pobres]; la Corporación Financiera Internacional [(IFC) que ayuda exclusivamente al sector privado financiando inversiones, movilizando capitales en los mercados financieros internacionales y prestando servicios de asesoramiento]; el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones [(MIGA) que promueve la inversión extranjera directa en los países en desarrollo, apoya el crecimiento económico, reduce la pobreza y mejora la vida de las personas, mediante seguros contra riesgos políticos (garantías) a inversores]; y, por último, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones [(CIADI), que presta servicios internacionales de conciliación y arbitraje para ayudar a resolver disputas sobre inversiones]. En total, el Grupo da empleo a más de 10.000 trabajadores en oficinas repartidas en 120 países.
A pesar de su nombre, en realidad, el Banco Mundial no es un banco en el sentido habitual del término sino una organización única que persigue reducir la pobreza y apoyar el desarrollo; podríamos decir que, fundamentalmente, es una fuente de asistencia financiera y técnica para los países en desarrollo de todo el mundo. Las cinco instituciones que conforman este Grupo persiguen dos ambiciosos objetivos: terminar con la pobreza extrema en el curso de una sola generación y promover la prosperidad compartida. En el primer caso, la meta es disminuir al 3% el porcentaje de las personas que viven con menos de 1,25 dólares al día, antes de que finalice 2030; y, en el segundo, para fomentar la prosperidad compartida, se promueve el crecimiento de los ingresos de la población de todos los países que se sitúa en el 40% inferior de la distribución del ingreso.
Dos órganos –la Junta de Gobernadores y el Directorio Ejecutivo– son los que adoptan todas las decisiones importantes de la organización. Los 188 Estados miembro [en la Asamblea General de las Naciones Unidas, por establecer una referencia, se hayan representados 193; es decir, prácticamente todo el planeta forma parte de esta institución] se encuentran representados en una Junta de Gobernadores que, por lo general, está formada por los Ministros de Finanzas o de Desarrollo de los países miembros; esta Junta es el máximo órgano responsable de formular las políticas de la institución. Como los Gobernadores se reúnen solo una vez al año, estos delegan determinadas funciones en 25 Directores Ejecutivos que trabajan en la sede central del Banco en la capital de Estados Unidos. Los cinco principales accionistas –Francia, Alemania, Japón, Reino Unido y Estados Unidos– nombran un Director Ejecutivo cada uno y los demás países miembros son representados por los otros 20 Directores Ejecutivos restantes.
Con arreglo a lo dispuesto en el Convenio Constitutivo del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) si un país desea ser miembro del Banco Mundial antes debe adherirse al Fondo Monetario Internacional (FMI). Para formar parte de las demás organizaciones, como la AIF, la IFC y el MIGA, primero hay que integrarse en el BIRF. España se incorporó a dicho Banco el 15 de septiembre de 1958 y, al resto de las instituciones, el 18 de octubre de 1960.
No hay comentarios:
Publicar un comentario