Tomando como referencia la Recomendación 1523 (2001), sobre esclavitud doméstica –que la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa adoptó el 26 de junio de 2001– el órgano deliberante de esta organización paneuropea retomó el problema tres años más tarde porque, hoy en día, la esclavitud persiste en la Europa del siglo XXI, a pesar de que fue abolida en el Viejo Continente hace más de 150 años. En la actualidad, la mayoría de las miles de víctimas que la padecen suelen ser mujeres convertidas en esclavas al llegar a Europa, de forma voluntaria pero engañadas por falsos reclamos de prosperidad, al creer que van a trabajar en el servicio doméstico de una casa, a cuidar niños como au pair o incluso a contraer matrimonio con un novio que solo pretende explotarlas laboral y/o sexualmente. Esas tres son las formas que adopta la moderna esclavitud doméstica –servidumbre [en inglés, servitude], canguro [au pairs] y novias por correspondencia [mail-order brides]– y a ellas se dedica, de forma específica, la Recomendación 1663 (2004), de 22 de junio.
Con el doble objetivo de proteger a las víctimas y de asegurar que los autores de cualquiera de estas prácticas degradantes responderán ante la Justicia, el Consejo de Europa recomendó a los 47 Estados miembros que incluyeran a las denominadas novias por correspondencia o esposas por correo en la lucha contra la trata de seres humanos; regulando a las agencias matrimoniales que facilitan estos contactos, mediante un sistema de acreditaciones cuando estas empresas cumplan con unos requisitos mínimos como el cobro de unas tarifas razonables por sus servicios, la perfecta identificación de las personas responsables del negocio y, si el fin último es conseguir que el cliente encuentre pareja por catálogo, que la agencia verifique los antecedentes penales del novio para evitar posibles casos de violencia doméstica.
En el ámbito europeo, esta recomendación se tuvo presente el 16 de mayo de 2005, cuando el Consejo de Europa adoptó en Varsovia el Convenio sobre la lucha contra la trata de seres humanos, que España ratificó en 2009; pero en Extremo Oriente nos encontramos ante una conducta contra la que se viene combatiendo desde hace más tiempo. Por ejemplo, Filipinas aprobó la breve pero pionera Ley 6955, de 13 de junio de 1990, declarando ilegal el negocio de las esposas por correspondencia [Anti-Mail-Order Bride Law]. El Gobierno de Manila estimó que, por aquel entonces y sólo en su país, entre 50.000 y 100.000 mujeres filipinas se ofrecían por internet como posibles esposas, generalmente, a ciudadanos estadounidenses, calculando que, de esta forma, 6.000 de ellas habían logrado contraer matrimonio en EE.UU., como puso de relieve un informe posterior de las Naciones Unidas.
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