lunes, 28 de junio de 2021

Las primeras reivindicaciones de los derechos de los homosexuales

El término «homosexual» proviene de la raíz griega «homo», que significa «lo mismo» (no de la palabra derivada del latín que significa hombre), antes de 1869 no existía la palabra homosexualidad. Fue [el escritor austrohúngaro] Karl María Kertbeny (1824-1882) quien acuñó el término para la publicación de un panfleto [1]. De joven, uno de sus amigos terminó suicidándose después de ser chantajeado a causa de su orientación sexual. Esto impresionó mucho a Kertbeny –que también era gay– y le inspiró a la hora de dedicar buena parte de su vida a reivindicar los derechos de los homosexuales en una época en la que esta opción se consideraba un vicio y era castigada por la ley. Pese a que en vida no se atrevió a salir del armario (siempre afirmó que su interés por el tema era «antropológico»), defendió que la condición sexual de las personas es innata (por lo tanto, ni se elige ni se puede modificar), que castigar la homosexualidad iba en contra de los derechos del hombre y que los actos sexuales libremente consentidos entre adultos no deberían tener consecuencias penales [2]. A finales de aquel siglo, el libro «Psychopathia Sexualis» de Richard Freiherr von Krafft-Ebing (1840-1902) popularizó el término aunque lo contextualizó en el ámbito de las perversiones.

Antes de que Kertbeny acuñara la voz «homosexual», su amigo, el abogado alemán Karl Heinrich Ulrichs (1825-1895), fue el primero que públicamente defendió no solo su orientación sexual sino los derechos que él mismo definía como «la teoría del tercer sexo». Intentó que este debate se incluyera en el programa del Congreso que los Abogados Alemanes celebraron en Múnich, el 29 de agosto de 1867, pero el tema no se consideró apto y sus colegas profesionales ni siquiera le dejaron concluir su intervención para protestar y pedir la abolición del parágrafo §175 del Código Penal prusiano donde se castigaban las relaciones sexuales entre hombres con penas de prisión de hasta cinco años, y que, a su pesar, acabó imponiéndose en 1871 en todo el Imperio Alemán (de hecho, ese precepto del StGB que tipificaba las Homosexuelle Handlungen no se despenalizó hasta el 25 de junio de 1969). Para su principal biógrafo, Hubert Kennedy, Ulrichs, al ser consciente de aquella oportunidad histórica, dio un ejemplo perdurable pronunciándose sobre sus derechos [3].

Henry Scot Tuke | El calor del mediodía (1902)

Dos años después de la muerte de Ulrichs, exiliado en la ciudad italiana de L'Aquila, el doctor Magnus Hirschfeld (1868-1935) recogió su testigo y cofundó el Comité Científico Humanitario (Wissenschaftlich-humanitäres Komitee, WhK), en Berlín el 15 de mayo de 1897; junto al editor Max Spohr, el abogado Eduard Oberg y el escritor Franz Joseph von Bülow. El WhK es considerada la primera organización que se constituyó para luchar por el reconocimiento de los derechos de la comunidad gay; pidió, reiteradamente, la abolición del §175 y prestó asistencia jurídica a todos los acusados en procesos penales, implicándose en el reconocimiento social de los hombres y las mujeres homosexuales [4].

Citas: [1] VICTORIA ROMERO, B. V. Sexualidad, amor y envejecimiento. Puebla: Universidad Autónoma de Puebla, 2004, p. 173. [2] BUSTO, J. Orgullo: 50 héroes. 5 décadas de lucha LGTBI+. Barcelona: Penguin Random House, 2019, p. 60. [3] KENNEDY, H. Karl Heinrich Ulrichs, Pioneer of the Modern Gay Movement. San Francisco: Peremptory Publications, 2002, p. 286. [4]. Web del Instituto Hirschfeld.

Thomas Eakins | La poza para bañarse (1884/5)

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