Pero, en el argot coloquial, esos locales llamados prisiones, cárceles, establecimientos penitenciarios o penales [Lugar en que los penados cumplen condenas superiores a las del arresto (DRAE)] también reciben estas otras singulares denominaciones:
- Chirona: (…) Esta palabra, documentada desde finales del siglo XIX, no tiene una etimología clara. Corominas recoge, no obstante, una posibilidad que la haría formar parte de las estudiadas aquí. Tal vez proceda del catalán Girona, «Gerona», por alusión al famoso sitio de 1808. Gerona sufrió un impresionante asedio de siete meses a manos de la Grande Armée francesa. La resistencia de la ciudad tuvo tintes épicos, comparables a los que se vivieron en Zaragoza (…). Apunta Corominas que una frase de la jerga militar como meterle a uno en chirona, «encerrarle en un sitio de donde no pueda salir», bien podría haber dado lugar al valor de chirona señalado al principio (…) (De chirona ha salido después el derivado enchironar, «encarcelar, meter en prisión») [1]. Recordemos que en España no se creó el cuerpo de funcionarios de prisiones hasta 1881, por lo que aquellas “chironas” decimonónicas estaban regidas por militares, en lugar de ser competencia de la Administración Civil.
- Trena: término de origen latino que el profesor Jean-Louis Barreau, parafraseando la popular canción de “Mambrú se fue a la guerra”, adaptó la letra para referirse a un célebre criminal de su país: Landru ya está en la trena, qué dolor, qué dolor, qué pena. Landru ya está en la trena, le guillotinarán (…) [2].
- Talego: arabismo que dio lugar a que se hable de la ley del talego (…). Es una ley no escrita que, al parecer, rige con mayor fuerza que las propias normas de la institución [penitenciaria]. (…) Como existe una ley en el colegio que pone a unos niños por encima de otros, como existen en una fábrica o en una oficina los que sobresalen e imponen su autoridad sobre otros por mecanismos no oficiales [3].
- Trullo: otro latinismo que la RAE también considera sinónimo de cárcel en el sentido de local de reclusión de presos. Como narraba Víctor Hugo en su alegato contra la pena de muerte: En el trullo me he topado ¡Pobre de mí! Con un ratero del barrio. ¡Pobre de mí! Con un ratero del barrio. ¡Pobre de mí! Vete y dile a mi parienta. ¡Pobre de mí1 Que me han enchironado [4].
Nikolai Yaroshenko El prisionero (1878) |
Terminamos con otras tres expresiones, de origen caló, que los gitanos emplean para referirse a estos centros penitenciarios: estaribel, estaripel y barañí (en este caso, en relación con las prisiones de mujeres, las antiguas casas galera). En cuanto a Latinoamérica, suelen empelarse voces como penitenciaría, presidio o el más eufemístico centro de privación de libertad.
Citas: [1] GARCÍA-BORRÓN, J. P. Soldados, marineros y lengua española. Barcelona: Universitat de Barcelona, 2015, p. 102. [2] BARREAU, J. L. ¡Vamos! Dictionnaire français-espagnol/Espagnol-français de la langue familiére actuelle. EPU, 2000, p. 314. [3] SÁNCHEZ BLESA, C. & CAÑO TAMAYO, X. Voluntarios en prisión. Madrid: Grupo SM, 2013. [4] HUGO, V. El último día de un condenado a muerte. Claude Gueux. Madrid: Akal, 2004, p. 125.
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