Si nos remontamos casi dos siglos, en las Ordenanzas generales de la armada naval, parte primera: sobre la gobernacion militar y marinera de la armada en general, y uso de sus fuerzas en la mar, de 8 de marzo de 1793, su Título Quinto (Tomo II) regulaba la Policía interior, servicio ordinario y disciplina marinera y militar de los bajeles y, en concreto, su Art. 143 disponía lo siguiente: Los días de fiesta, acabadas las faenas de limpieza, y en que á no haber grave urgencia se dispensarán las de instrucción, se convocará toda la Tripulación y Guarnición encima del alcázar, antes o después de la Misa estando en puerto, y en la mar á las mismas ú otras horas si las maniobras ocurrentes lo impiden en aquellas, y se leerán las Ordenanzas, unas veces las de Penales y otras las que les conciernen en los varios títulos de éste Tratado [1].
A continuación, el Art. 144 puntualizaba cómo debía llevarse a cabo dicha lectura: No será preciso leer de una vez toda una materia, si no alcanza á ello el tiempo de media hora que regularmente se ha de emplear en éste acto, cuidandose de que la lectura sea pausada, y en voz y sentido mui inteligible, con mucho silencio de toda la gente para que á nadie quede disculpa de ignorancia en la infraccion de sus obligaciones, y de las penas correspondientes á los delitos [1].
Ambas regulaciones de la lectura de leyes penales confirman que nos encontramos ante un acto tradicional en el que se da lectura a artículos de las Ordenanzas o de la legislación militar. Concebida para la instrucción semanal de las dotaciones, la ceremonia ofrece hoy en día una ocasión excelente para el contacto directo del comandante o jefe de unidad con sus subordinados, facilita la supervisión de la policía del personal y del estado de revista de las instalaciones, y sirve de marco para la celebración de otros actos militares como puede ser la imposición de condecoraciones o la despedida de miembros de la dotación que pasen a la reserva o al retiro. Para este acto, forma toda la dotación sin armas en un cuadro que facilite a todos la visibilidad y la audición. En los barcos, se elige el espacio más amplio de la cubierta, quedando las brigadas formadas a las bandas, dando frente a la crujía. También en la banda forman los suboficiales sin puesto en las brigadas. Cierran el cuadro, por la proa y mirando a popa, la guardia militar con armas; y, en el lado de popa, mirando a proa, los oficiales sin puesto en formación. Delante de los oficiales, presidiendo, se sitúa el comandante, flanqueado por el segundo comandante y el oficial de guardia.
La secuencia general es la siguiente:
- La dotación, en posición de firmes, espera la llegada del comandante, al que el segundo comandante ha ido a dar la novedad.
- Llegado el comandante al lugar de la presidencia, el escribiente de la comandancia solicita permiso para la lectura. El contramaestre de cargo da una pitada de atención, se ordena a la guardia militar poner las armas sobre el hombro y se procede a la lectura de los textos seleccionados.
- Terminada la lectura, el comandante da una voz de «viva España», contestada por toda la dotación al tiempo que saludan los mandos de las formaciones y los militares fuera de formación.
- Después del «viva», la guardia militar vuelve a la posición de arma descansada y, en su caso, dan comienzo los actos adicionales que se hayan programado, tras los cuales el comandante suele dirigir unas palabras a la dotación. Mientras dura la alocución, la dotación permanece en posición de descanso.
- Finalizado el acto, el comandante se vuelve y dice «señores oficiales», que es la señal para que estos salgan de formación y tome el mando el segundo comandante, quien da las órdenes para romper filas a la dotación y, si procede, comenzar la revista del buque o las instalaciones [2].
Como nos recuerda el Ministerio de Defensa, tradicionalmente, se aprovechaba la ocasión para, buscando la ejemplaridad, leer los premios y castigos a la dotación. Al finalizar el acto, el comandante de la unidad solía pasar revista al buque o a las instalaciones. El acto de leyes penales es hoy menos frecuente y, cuando se realiza, tiene como propósito el fomento de valores como la disciplina y el espíritu de cuerpo, más que la instrucción. Sin embargo, se mantiene la tradición de la lectura de preceptos de las Reales Ordenanzas y del Código Penal Militar, que deben ser particularmente escogidos para que se ajusten a la ocasión [2].
Citas: [1] Ordenanzas generales de la armada naval. Madrid: Imprenta Real, 1793, pp. 47 y 48. [2] MINISTERIO DE DEFENSA. Ceremonial marítimo. Tradiciones, usos y costumbres de la Armada. Madrid: Ministerio de Defensa, 2021, pp. 40 y 41.
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