Con el transcurso del siglo XX, aquel sobrio edificio de piedra y pizarra, rodeado de pinares en la Sierra de Gredos, acabó desempeñando un papel crucial en la redacción de la vigente ley fundamental española.
Decía Victoria Prego que el hecho de que la Constitución haya sido aprobada por consenso no significa, ni mucho menos, que haya resultado tarea fácil. Al contrario, los dieciséis meses que se emplean hasta su redacción definitiva no es sólo prueba de la voluntad perfeccionadora de los constituyentes en la redacción de un texto en el que se tienen puestas muchas esperanzas, sino también de las grandes discrepancias que se plantean entre los grupos políticos a la hora de aprobar su articulado [2]. Entre otros temas, la periodista madrileña enumeraba: la estructura territorial de España y la constitucionalización de las autonomías, la forma del Estado, la financiación estatal de la enseñanza privada, la cuestión religiosa y la supresión de la confesionalidad católica, la abolición de la pena de muerte, el papel de las Fuerzas Armadas, el aborto, etc.
Hernán Cortés Moreno | Políptico de los Padres de la Constitución (2009) |
En ese contexto, el gobierno había pretendido presentar bajo su exclusiva responsabilidad e iniciativa un proyecto breve, elaborado por expertos de UCD y del Ministerio de Justicia o por una comisión de expertos en derecho constitucional. La rotunda negativa de socialistas y comunistas, que deseaban constitucionalizar el mayor número posible de derechos y libertades, le obligó a renunciar a su primera intención y acceder a la propuesta de que fuera el Congreso el encargado de elaborar el proyecto: una vez constituidas las Cortes, y antes de haberse dotado de reglamento, se creó la Comisión de Asuntos Constitucionales, formada por 36 miembros -17 representantes de UCD, 13 del PSOE, dos del PCE y de AP y uno de CDC y PNV-, de la que se nombró una ponencia de siete miembros sobre los que recayó la tarea de elaborar un anteproyecto de Constitución. Miguel Herrero, José P. Pérez Llorca y Gabriel Cisneros, por UCD; Gregorio Peces-Barba, por el PSOE; Manuel Fraga por AP; Jordi Sole Tura por el PCE-PSUC y Miquel Roca por las minorías vasca y catalana -aunque la primera le negaría muy pronto su representatividad- fueron los encargados de redactar, bajo la confidencialidad más estricta, el anteproyecto de Constitución [3].
Después de que el Boletín Oficial de las Cortes nº 44, de 5 de enero de 1978, publicase aquel anteproyecto los siete ponentes de la Constitución Española se reunieron en el Salón del Silencio del Parador de Gredos para debatir las más de mil enmiendas que se presentaron a aquel borrador y, tras conciliar sus diferencias, redactar el proyecto definitivo que, como sabemos, el pueblo español ratificó el 6 de diciembre de 1978. Hoy en día, en su honor, aquel lugar se denomina «Salón de los Ponentes».
Citas: [1] LARRINAGA, C. (Ed.). Luis Bolín y el turismo en España entre 1928 y 1952. Madrid: Marcial Pons, 2021, p. 99. [2] PREGO, V. Adolfo Suárez. La apuesta del Rey (1976-1981). Madrid: Unidad Editorial, 2002, pp. 101 a 103. [3] MARTORELL, M. y JULIÁ, S. Manual de historia política y social de España (1808-2011). Barcelona: RBA, 2012, pp. 420 y 421.
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