Según el profesor Sánchez Quiñones: (…) El rey polaco Stanislaus Leszczynski escribió durante su forzado exilio en Francia un libro conocido popularmente como «Dumocala». Tal obra reflejaba lo que el antaño rey polaco consideraba que debían ser los fundamentos y organización de un reino y que él mismo no fue capaz de implantar durante su período como monarca en la corte de Varsovia. Un trasunto del deseo que no logró cumplir [1]. Por alusiones, el monarca al que se refiere fue Estanislao I Leszczyński [Leópolis (actual Ucrania), 1677-Lunéville (Francia), 1766] que, por elección, subió al trono de la República de las Dos Naciones, que unió el Reino de Polonia con el Gran Ducado de Lituania, en dos ocasiones -entre 1704-1709 y 1733-1734- hasta que se vio obligado a renunciar al trono y exiliarse en Nancy [Ducado de Lorena (actual Francia)]. En cuanto a su prolífica labor literaria, dentro del género utópico, el soberano publicó Entrevista de un europeo con un insular del reino de Dumocala [Entretien d´un European avec un insulaire du Royaume du Dumocala] en 1754; mucho más tarde que sus predecesores, entre otros: la «Utopía», de Tomás Moro (1516) y «La Ciudad del Sol», de Tommaso Campanella (1623) e incluso «Los estados e imperios de la luna», de Cyrano de Bergerac (1650); la «Historia de los sevarambas», de Denis Vairasse (1675); «La Tierra Austral conocida», de Gabriel de Foigny (1676); o los «Viajes y aventuras de Jacques Massé», de Simon Tyssot de Patot (1714).
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| Jean Baptiste van Loo (1728) Retrato de Estanislao I de Polonia |
A primera vista, como las evidencias de que el rey polaco conocía aquellas obras antes de escribir la suya son notorias en el propio texto -He leído a varios autores…dice en sus primeras páginas, por sus edificantes especulaciones- (…) los críticos no siempre la mencionan, y solo ven en ella repetición, conformismo, pensamiento banal y débil, una filosofía miope que innova poco; y, por lo general, rápidamente se limitan a clasificarla entre las utopías monárquicas y reaccionarias [2]. En cambio, el especialista en literatura Laurent Versini no duda en afirmar que «Dumocala» no es una utopía, sino más bien un plan que hunde sus raíces en la realidad [2] que el monarca conoció de primera mano durante sus dos reinados. Se asemeja a una utopía, tiene el marco, acumula los lugares comunes de una utopía, pero no es una utopía. Ya sea en la perspectiva de la paz general o en la de la política interior, la postura de Stanislas está marcada por este pragmatismo de la Ilustración (…). Que Dumocala no sea una utopía no impide que sea un interesante programa de reformas, llevado a cabo en Lorena, viable en Polonia y en Europa. El terreno que pierde la utopía, lo gana la geopolítica [2].
La imagen que nos muestra el autor de su reino ficticio -el término polaco «Dumocala» se podría traducir al castellano como “reflexión” o “ensueño”- es una isla desconocida hasta entonces para los europeos, la vida de sus habitantes, pero sobre todo el sistema político y legal vigente allí, de acuerdo con el investigador Karol Kuźmicz [3]. Y añade: La actitud de Stanisław Leszczyński hacia las leyes y, en especial, sobre sus fases de creación y aplicación, se puede resumir extrayendo varias conclusiones. Su (…) fuente es la antigua sabiduría de la ley. Leszczyński buscó su mensaje principalmente en la Biblia y en las numerosas paremias [refrán, proverbio, adagio, sentencia (DRAE)] latinas conocidas durante siglos, de las cuales dos son las más apropiadas para sus actividades políticas y legales: “Ius est ars est boni et aequi” [el derecho es el arte de lo bueno y de lo justo] y “Iustitia fundamentum regnorum” [la justicia es el fundamento de los Estados]. Stanisław Leszczyński soñaba con convertirse en un rey bueno y justo que se acercara a la ley como un artista, en el no fácil arte de gobernar y ejercer el poder. En la práctica, este arte consistía en crear y aplicar leyes que se consideraban buenas y correctas. Logró un éxito admirable en Nancy, donde logró ser reconocido como un reformador y benefactor que actuaba teniendo en mente la riqueza y la felicidad de sus súbditos. Siguiendo siempre su corazón, creía que solo haciendo mejores a las personas se las podía hacer felices. Sin duda, fue un gobernante europeo que tuvo bastante éxito al intentar llevar a cabo sus planes, cumplir algunos de sus sueños e incluso implementar su utopía [3].
Para concluir, el profesor canadiense Stelio Cro resume «Dumocala» como un diálogo político y filosófico que nos presenta una sociedad ideal donde no hay lujos, derroche, injusticias, ni guerra, una sociedad que se podría lograr con reformas radicales [4].
Citas: [1] SÁNCHEZ QUIÑONES, L. "Dumocala o el Estado Imperfecto". En: Historia Constitucional, 2023, nº 24, pp. 465 y 466. [2] VERSINI, L. “Une utopie réalisable et en partie réalisée : le programme de La Voix libre du citoyen et de Dumocala”. En: AA.VV. Utopies des lumières. Lyon: ENS Édition, 2016, pp. 53 a 76. [3] KUŹMICZ, K. “Is Stanisław Leszczyński’s Conversation Between a European and an Islander from the Kingdom of Dumocala a social utopia?”. En: Miscellanea Historico-Iuridica, 2024, nº 23, pp. 120 y 132. [4] CRO, S. “La utopía de las dos orillas (1453-1793)”. En: Cuadernos para investigación de la literatura hispánica, 2005, nº 30, p. 173.


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