viernes, 23 de marzo de 2012

Da Vinci y el asunto Saltarelli

Faltaban seis días para que el joven Leonardo cumpliera veinticuatro años cuando fue denunciado y encarcelado durante dos meses. No era la primera vez que le acusaban anónimamente ni tampoco sería la última. Ocurrió el 9 de abril de 1476. Aunque da Vinci seguía visitando el taller de su maestro –Andrea el Verrocchio– ya habían pasado tres años desde que entró a formar parte de la compañía de pintores de Florencia, la ciudad a la que se trasladó a vivir con apenas 14 años cuando la familia de su padrastro –el notario Piero da Vinci– decidió ampliar sus negocios en la capital toscana.

Poco después de pintar La Anunciación, una mano anónima dejó una carta en el tamburo –una arqueta situada en el lateral del Palazzo Vecchio– dirigida a las autoridades, los llamados Ufficiali di Notte, que velaban por la integridad y moralidad de los florentinos en una época, el Renacimiento, que se caracterizaba por el regreso a la cultura y el modo de vida clásico grecorromano. En aquella denuncia se afirmaba que el sastre Baccino, el orfebre Pasquino, otro Leonardo (hijo de una de las mejores familias de la ciudad: los Tornabuoni) y el propio autor de La Gioconda habían corrompido al adolescente Jacopo Saltarelli, un modelo de 17 años, sirviendo de pareja a docenas de personas (...) que lo han transformado en un sodomita.

En la Florencia del Quattrocento, aunque una denuncia fuese anónima debía seguir su curso en los tribunales, dando lugar a un proceso en el que se investigaba la veracidad o no de los datos aportados que podían acabar con la pena de castración.

Como su padrastro rehusó ayudarlo, Leonardo tuvo que recurrir al influyente Bernardo di Simone para lograr que se le retirasen los cargos, apoyándose en que no había más pruebas que una carta sin autor conocido y que si dos de los acusados eran honrados burgueses, los otros dos –ambos Leonardos– formaban parte de respetables familias florentinas.

Finalmente, aunque la instrucción se cerró sin procesar a ninguno de los cuatro encausados, no pasaron ni dos meses, el 7 de junio, para que los Oficiales Nocturnos recibieran una nueva acusación anónima contra da Vinci que obtuvo idéntico resultado: el archivo y sobreseimiento del caso. Tanta indulgencia por parte de esta autoridad municipal condujo a la desaparición de este cuerpo policial a finales de 1502.

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