En febrero de 2002, el escritor costarricense Enrique Obregón Valverde escribió una carta a su colega español, Francisco Umbral, para remutirle un ejemplar de su obra Raíces y alas donde recopilaba algunos de los artículos que había publicado en la prensa de su país. En la página 4 de aquel “librito”, como él mismo lo define, se incluye el siguiente fragmento: (…) Ahora se habla mucho de nuevas constituciones y de viejas corrupciones. Es decir, de derecho y de moral. Como la filosofía, la política y la moral nos vienen de Grecia, quizá sea oportuno citar pensamientos de dos hombres de esa Grecia de la antigüedad: del sabio Solón, con su consejo político impreso en su constitución de Atenas: “Es necesaria la búsqueda del equilibrio entre las aspiraciones máximas de un pueblo y las posibilidades máximas de una época, porque el poder político debe ser proporcional al servicio público”. Y del consejo moral que nos dejó Plenides, político casi desconocido, quien sentenció: “Un hombre debe hacer más de lo que la ley le pide que haga y menos de lo que la ley le permite que haga”. Si los hombres de nuestras actuales sociedades aprendieran a buscar ese necesario equilibrio que pedía Solón y ajustáramos nuestro comportamiento al consejo moral de Plenides, estaríamos en camino de consolidar una vida democrática plena [1].
Obregón menciona dos nombres propios de la Antigua Grecia vinculados, en sentido opuesto, con la regulación de la pedofilia: por un lado, sabemos que el arconte Solón fue el fundador de la democracia ateniense y de su ordenamiento jurídico y uno de los siete sabios de Grecia [2] y conocemos su biografía, entre otras fuentes, por el tomo I de la obra Vidas paralelas escrita por Plutarco de Queronea en el siglo I d.C. [3]. En relación con el misterio de Plenides, al que nos volveremos a referir a continuación, su biógrafo no solo narra el amor que Solón sentía por su primo segundo, el tirano Pisístrato, sino que se refiere a sus inclinaciones desordenadas por las que no se dominaba, de modo que cuando llegó al poder –en el siglo VI a.C.– el arconte aprobó una ley que hizo prohibiendo a los esclavos el usar de ungüentos y el requerir de amores a los jóvenes, pues parece que puso ésta entre las honestas y loables inclinaciones, y que con repeler de ella a los indignos convidaba a los que no tenía por tales. Es decir, reglamentó quiénes podían mantener relaciones sexuales con los paidós (muchachos).
El segundo protagonista del libro de Obregón Valverde es el senador ateniense Plenides –o Plénides– al que Plutarco no se refiere en ningún momento de su biografía. Esa breve mención se ha convertido en un referente de internet al atribuírsele la frase Deberíamos hacer más de lo justo y menos de lo obligatorio que, al parecer, pronunció en el Senado de Atenas cuando intervino para poner en tela de juicio la tradicional atracción erótica o sexual que una persona adulta siente hacia niños o adolescentes, por lo que fue asesinado en dicha asamblea. De modo que muchos internautas han considerado que nos encontramos ante la primera persona del mundo que cuestionó la pedofilia en un contexto histórico –el de la época arcaica de Grecia– en que era frecuente y aceptaba socialmente como una práctica apropiada.
Más allá de la breve referencia del escritor tico, una de las escasas menciones expresas de que el misterioso Plenides promoviera una norma para combatir la pedofilia en el Senado de Atenas se encuentra en una escena de la película Getting Away with Murder, dirigida por Harvey Miller, en 1996, y que en España se estrenó con el título de Un asesino muy ético; donde el personaje del profesor Jack Lambert (interpretado por el actor Dan Aykroyd) cuenta la historia de su asesinato a los alumnos de su clase, cuando el senador cuestionó aquella costumbre. Salvo el libro costarricense y el comentario de esa comedia negra angloestadounidense, no hay ninguna reseña biográfica de alguien llamado Plenides en ningún fondo documental ni repositorio on line, español o extranjero, ni en ninguna biblioteca y, mucho menos, es posible contrastar que vivió hacia el año 400 a.C –un siglo después que Solón– y que hubiera sido alumno de Sócrates [dato que procede de la obra teatral Adopolis: or Socrates, Party Animal, de Clint Earle, que se representó en Montreal (Canadá) en 2012].
Con esa base documental se necesitarían más pruebas para demostrar que Plenides fue el primer legislador antipedófilo de la historia.
NB Pedofilia vs Pederastia: Como recomienda la FUNDÉU, no debemos confundir dos términos que suelen emplearse como si fueran sinónimos cuando en realidad no lo son; de modo que se recomienda emplear pedofilia [“preferencia sexual por los niños, varones o mujeres, o ambos, por lo general de edad prepuberal o recientemente púberes”, según el epígrafe F65.4 de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-10)] para hacer referencia a la atracción erótica hacia los niños y reservar pederastia [relación sexual como conducta delictiva (tipificada en el Art. 183 del Código Penal: “El que realizare actos de carácter sexual con un menor de dieciséis años, será castigado como responsable de abuso sexual a un menor con la pena de prisión de dos a seis años”)] para los abusos sexuales cometidos contra ellos.
Citas: [1] OBREGÓN VALVERDE, E. Raíces y alas. Madrid: Fundación Francisco Umbral (*), p. 4. [2] PALAO HERRERO, J. El sistema jurídico ático clásico. Madrid: Dykinson, 2007, p. 23. [3] PLUTARCO. Vidas paralelas. Tomo I. Madrid: Imprenta Real, 1830, p. 162.
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