Esa misma década, además de abrir embajada en la capital omaní, la Orden AEC/2826/2009, de 5 de octubre, creó una Oficina Consular Honoraria de España en [el puerto de] Salalah; uno de los más importantes del Sultanato de Omán, por lo que se refiere al tránsito de mercancías y personas y el más importante de la región en cuanto a tráfico de contenedores. Finalmente, las relaciones bilaterales concluyeron con la firma de un convenio entre el Reino de España y el Sultanato de Omán para evitar la doble imposición y prevenir la evasión fiscal en materia de impuestos sobre la renta, hecho "ad referéndum" en Mascate el 30 de abril de 2014.
Según el Informe Riesgo País 2024 de la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (CESCE), el marco político de Omán destaca por la ausencia de conflictos étnicos o religiosos. Monarquía absoluta. El proceso de sucesión, tras el fallecimiento en 2020 del sultán Qaboos, se ha llevado a cabo en un contexto de normalidad. Estabilidad política. Las deficiencias democráticas no se ven cuestionadas, en parte por la escasa tolerancia a las voces críticas (…); y sobre su política exterior: Pragmatismo diplomático. Omán ha adoptado una posición neutral en los conflictos que se han sucedido en Oriente Medio, lo que le ha permitido mantener una buena relación con los distintos actores de la región, y posicionarse como uno de los principales mediadores en la resolución de disputas (*).
En el ámbito de la Unión Europea, aunque no existe ningún convenio específico con Omán, en particular, las autoridades de Bruselas sí que han firmado un Acuerdo de cooperación entre la Comunidad Económica Europea, por una parte, y los países parte de la Carta del Consejo de Cooperación para los Estados árabes del Golfo (Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Arabia Saudita, Omán, Qatar y Kuwait), por otra, hecho en Luxemburgo, el quince de junio de mil novecientos ochenta y ocho, correspondiente al primero del mes Thil Qudah de mil cuatrocientos ocho de la Héjira [sic].
Como ya tuvimos ocasión de mencionar, Omán es uno de los pocos países del mundo que carecen de una Constitución en sentido estricto; en su lugar, el mencionado sultán Qabus bin Said Al Said –que llegó al poder en 1970, tras derrocar a su padre, y abrió su país al mundo– promulgó el Real Decreto nº 101/96, de 6 de noviembre de 1996, con el Estatuto Básico del Estado que viene a ser la ley fundamental omaní.
Como consecuencia, al año siguiente de acceder al trono, la resolución A/RES/2754(XXVI), de 7 de octubre de 1971, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, admitió al Sultanato de Omán como miembro de esta organización internacional tras haber recibido la recomendación del Consejo de Seguridad, el 30 de septiembre de 1971; ese mismo año también se incorporaron Baréin, Catar y Bután. Es decir, la adhesión omaní a la ONU se produjo tan solo un año después de que el país se configurase tal y como hoy lo conocemos, cuando el Sultanato de Mascate (en la franja costera) venció al Imanato de Omán (en el desértico interior) que, hasta entonces, había logrado mantener su autonomía gracias a la firma del Tratado de Seeb –por el nombre de esa localidad costera– de 25 de septiembre de 1920, a cambio de reconocer la soberanía del Sultán y que ambos no interfirieran en los asuntos internos del otro. Al final, el Estado actual reúne el nombre del Imanato (Omán) pero con la forma de gobierno que regía en Mascate (bajo la monarquía de un sultán), donde también se estableció la capital.
Aún así, no debemos llevarnos la falsa imagen de que se trata de un Estado relativamente moderno; al contrario. Diversas fortalezas a lo largo de la costa omaní nos recuerdan que Portugal colonizó el extremo oriental de la Península Arábiga durante los siglos XVI y XVII; y, de hecho, hoy en día, el Sultanato celebra todos los años su Fiesta Nacional cada 18 de noviembre para conmemorar que un día como aquel, de 1650, volvió a recuperar su independencia del dominio portugués gracias al apoyo de los británicos –que lo acabarían convirtiendo en un protectorado– y holandeses que pugnaban con Lisboa por controlar las rutas comerciales del Océano Índico.
Pero, antes de que llegaran los conquistadores europeos, los omaníes ya habían gobernado su propio país desde el siglo VIII, con un imanato ibadí (corriente del Islam que aún es la predominante en el país); por ese motivo, con más de 1.200 años de historia, se consideran el Estado independiente más antiguo del mundo árabe. Un tiempo en el que llegaron a extender sus amplios dominios por el Norte hasta el puerto de Gwadar, en Baluchistán (Pakistán) –que las autoridades de Islamabad compraron a Mascate el 8 de septiembre de 1958– y la isla de Zanzíbar por el Sur, a lo largo de África, desde Somalia. El territorio omaní también abarcó los llamados Estados de la Tregua, en la Costa de los Piratas (que se corresponderían con los actuales Emiratos Árabes Unidos y que, en el ámbito anglosajón, se denominaron: Trucial States o Trucial Oman).
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