Históricamente -de acuerdo con la profesora Elisabeth Marteu- ha existido un consenso entre los Estados árabes en virtud del cual ninguno mantendría relaciones con Israel, al que consideran un país enemigo. La resolución de Jartum, votada el 1 de septiembre de 1967, tras una cumbre de la Liga Árabe, por ocho países (Egipto, Siria, Jordania, Líbano, Irak, Argelia, Kuwait y Sudán), explicitaba en su párrafo tercero la llamada regla de los “tres noes”: no a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel y no a las negociaciones con Israel. Y añade: El primer país árabe en romper este consenso fue Egipto, con el tratado de paz de Camp David de 1978; le siguió Jordania, tras los acuerdos de Oslo de 1993. Si bien formalizaban un reconocimiento mutuo, estos acuerdos no permitieron normalizar y agilizar los intercambios entre las poblaciones de los respectivos países. Las relaciones siguieron siendo esencialmente económicas (circulación de mercancías, intercambio de energía, etc.) y de seguridad, entre las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia.
El resto de países árabes han mantenido una posición oficialmente anti-israelí en el seno de la Liga Árabe, pero las posturas nacionales han sido diversas y, a veces, contrarias entre sí. Argelia, Libia, Siria e Irak, que en su día pidieron el boicot a Egipto, han defendido siempre una línea dura. Marruecos y Omán, por su parte, han adoptado una postura moderada y aun indiferente. Las relaciones entre Israel y Túnez, país que dio cobijo a los dirigentes de la Organización para la Liberación de Palestina (…), han evolucionado en consonancia con la situación palestina. En el Golfo, el plan de paz propuesto en 1981 por el príncipe heredero saudí, Fahd ibn al Aziz, hacía de la resolución del conflicto israelí-palestino una condición sine qua non para la seguridad regional. En los años noventa y 2000 se produjo un discreto acercamiento entre Israel, Catar y Omán y, más tarde, Baréin y EAU [Emiratos Árabes Unidos] (…). En 2002, los saudíes presentaron un nuevo plan de paz, conocido como “Iniciativa de Paz Árabe”, que proponía el reconocimiento de Israel como contraprestación a la creación de un Estado palestino. (…) Los Acuerdos de Abraham reflejan, por tanto, una importante ruptura geopolítica y un cambio de paradigma en el mundo árabe, en el cual la causa palestina parece no actuar ya como cemento ideológico y para el que Israel ha dejado de ser el principal enemigo. Los gobiernos se vuelcan ahora en sus propios intereses y seguridad nacional, en una región traumatizada por las revueltas árabes de 2011, los apresurados cambios de régimen y el afianzamiento de la amenaza terrorista a largo plazo [1].
¿En qué consisten los denominados «Acuerdos de Abraham» en homenaje al patriarca común de las tres grandes religiones monoteístas? La profesora Vázquez Serrano resume así su contenido: (…) Emiratos Árabes Unidos e Israel firmaron en primer lugar, el 13 de agosto de 2020, la Declaración de los Acuerdos de Abraham, bajo el patrocinio de los Estados Unidos, uniéndose más tarde, el 11 de septiembre, el Estado de Bahréin. La Declaración reconocía la importancia de mantener y fortalecer la paz en el Medio Oriente, así como el respeto por la dignidad y la libertad, incluida la libertad religiosa, el diálogo y la promoción de una cultura de paz entre las tres religiones; terminar con la radicalización y los conflictos y perseguir una visión de paz, prosperidad y seguridad en Medio Oriente. Esas aspiraciones se concretarían después en los sucesivos Acuerdos de Abraham; esto es, los distintos tratados que Israel ha ido firmando con varios Estados árabes. Así, el primer Acuerdo de Abraham fue el Tratado de Paz, Relaciones Diplomáticas y Plena Normalización entre los Emiratos Árabes, Bahréin y el Estado de Israel, firmado el 15 de septiembre de 2020 [en la imagen inferior, momento de la firma en la Casa Blanca] (…) Unos meses más tarde, el 23 de octubre de 2020, se normalizaron también las relaciones con Sudán con la firma de la Declaración Conjunta de Estados Unidos, la República de Sudán y el Estado de Israel, con lo que este país africano reconocía también así al Estado de Israel y establecía con él relaciones diplomáticas. El 10 de diciembre de 2020, se celebraba el acuerdo con Marruecos [2].
En cuanto a su naturaleza jurídica, (...) Mientras que el documento firmado con Emiratos (7 páginas) es un tratado internacional y, por tanto, necesita de ratificación, de un registro y de un mecanismo de resolución de las controversias, el documento firmado con Bahréin (1 página) es una mera declaración, por lo que todos estos elementos anteriormente mencionados no son necesarios. La explicación de esta diferencia, la tenemos que buscar no solo en la importancia de Emiratos en la región, sino también en que el grueso de la negociación se hizo con Emiratos y solo al final, se unió Bahréin. (...) Se trata, esencialmente, de un acuerdo de reconocimiento y casi de establecimiento de relaciones diplomáticas [3]. Sudán y Marruecos son similares a la declaración bareiní.
Para las autoridades de Tel Aviv, la normalización de relaciones con los países árabes permite a Israel la consecución de tres objetivos de interés nacional: su integración regional sin resolver la cuestión palestina; crear una alianza regional contra irán y finalmente, establecer acuerdos de cooperación con los vecinos en diferentes áreas, especialmente en temas de seguridad y venta de armas. (…) de hecho -como recuerda la profesora Espín Ocampo- Palestina no es mencionada en los acuerdos; es decir, los «Abraham Accords» han permitido a Israel avanzar en uno de sus principales objetivos de política exterior: su integración en el entorno regional sin tener que ceder a las exigencias árabes de solucionar la cuestión palestina a través de un estado palestino independiente. Mientras que para los países árabes: la paz con Israel fortalecería su prestigio como regímenes “moderados” aunque poco democráticos, en Occidente, lo que repercutiría en mayores inversiones, turismo y comercio con Israel y, gracias al nuevo entorno regional, con el resto del mundo. [4].
Tras el reconocimiento mutuo de Israel, Baréin, los Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán, la nueva administración del presidente Trump se ha propuesto impulsar una nueva firma de acuerdos [¿Arabia Saudí primero? ¿Siria y El Líbano después?] en función de cómo se resuelva el conflicto de Gaza.
Citas: [1] MARTEU, E. “Acuerdos de Abraham: perspectivas regionales”. En: Afkar | Ideas: Revista trimestral para el diálogo entre el Magreb, España y Europa, 2021, nº 62, pp. 18 y 19. [2] VÁZQUEZ SERRANO, I. “El último capítulo del conflicto israelí-palestino el Acuerdo del Siglo y la reciente cooperación árabe-israelí con los Acuerdos de Abraham”. En: Anuario español de derecho internacional, 2022, nº 38, pp. 405 a 408. [3] ADROHER BIOSCA, S. & CLARO QUINTANS, I. El Derecho Internacional público en la frontera de los Derechos Humanos. Madrid: Universidad Pontifica Comillas, 2023. [4] ESPÍN OCAMPO, J. “Los acuerdos de Abraham y la reconfiguración geopolítica regional ¿“paz por paz”?”. En: Revista de Pensamiento Estratégico y Seguridad CISDE, 2022, vol. 7, nº 2, p. 43.
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