
Otro ciudadano japonés –el boxeador profesional Iwao Hakamada– tiene la plusmarca mundial de haber estado más tiempo esperando su ejecución en el corredor de la muerte: desde que se le detuvo en 1966 y se le condenó a muerte dos años después, hasta la actualidad; aislado en su celda por haber asesinado a los cuatro miembros de una familia en Shizuoka. Diversas ONG, como Amnistía Internacional, están tratando de liberarlo demostrando su inocencia y los errores en los que se incurrió durante su procesamiento. Curiosamente, Hakamada superó el anterior récord de otro ciudadano japonés, el pintor Sadamichi Hirasawa porque envenenó con cianuro potásico a doce personas que se encontraban en una sucursal bancaria de Tokio, durante un atraco, haciéndose pasar por un funcionario de Sanidad. Fue condenado a muerte en 1950 y acabó falleciendo por causas naturales en 1987.
En los años 90, Hong Kong celebró el proceso penal más largo del mundo; duró 398 días –del 30 de noviembre de 1992 al 29 de noviembre de 1994– para juzgar a 14 personas acusadas de haber matado a los 24 tripulantes de un barco norvietnamita; al final, fueron absueltos.
En Greymouth (Nueva Zelanda) pueden presumir de la deliberación más rápida de un jurado: apenas un minuto. Ocurrió el 22 de julio de 2004, el abogado Richard Bodle defendía al acusado, Nicholas Clive McAllister, de cultivar hachís. El jurado se retiró a deliberar a las 15h28 y salió a leer su veredicto –inocente– a las 15h29.
Finalmente, el 8 de noviembre de 2005, el desempleado hongkonés Chan Nai-Ming fue condenado a tres meses de reclusión por subir otras tantas películas de Hollywood a internet (entre ellas, Daredevil). Fue la primera vez que se encarcelaba a alguien en todo el mundo por este motivo.
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