viernes, 16 de septiembre de 2022

Organizaciones internacionales (XXIX): la Unión Latina (1954-2012)

Cuando hablamos sobre las organizaciones intergubernamentales europeas ya tuvimos ocasión de comentar que, en el Viejo Continente, existen numerosas asociaciones voluntarias de Estados creadas habitualmente a través de un tratado internacional, dotadas de órganos permanentes, propios e independientes, con competencias para alcanzar los fines establecidos y capaces de expresar una voluntad jurídicamente distinta de la de sus miembros (DPEJ); es decir, organizaciones internacionales como el pionero Benelux, el Consejo Nórdico o el Consejo de Estados del Mar Báltico. En ese contexto, en los años 50 también surgió una poco conocida Unión Latina [UNILAT] que fue más allá de los límites europeos para reunir a los pueblos de lenguas neolatinas, [que] aunque de orígenes muy diversos, comparten un patrimonio lingüístico y un mismo sistema de referencias históricas, jurídicas y culturales. Es, por lo tanto, natural que esta familia, aunque dispersa y muy diversificada, se haya dotado de una institución dedicada a promover y difundir la herencia común y las identidades del mundo latino. Esta acción resulta aún más necesaria en la actualidad cuando la preservación de la diversidad cultural constituye una de las mayores preocupaciones del mundo contemporáneo. Fundada en 1954, la Unión Latina es una organización internacional que reúne 36 Estados Miembros y actúa a favor de la diversidad cultural y del multilingüismo. De este modo se autodefinía en su web (*).

Su tratado fundacional se firmó en Madrid, el 15 de mayo de 1954 (salvo el Art. XIII que se enmendo al cumplir medio siglo, durante el XIV Congreso celebrado en París los días 6 y 7 de diciembre de 1994) y consta de veintisiete artículos y seis disposiciones transitorias para unir los esfuerzos de los Estados de lengua y cultura de origen latino (Art. I; en números romanos, como era de esperar) con cuatro fines: a) Promover la máxima cooperación intelectual entre los países adheridos y reforzar los vínculos espirituales y morales que los unen; b) fomentar y difundir los valores de su común patrimonio cultural; c) Procurar el mejor conocimiento recíproco de las características, instituciones y necesidades específicas de cada uno de los pueblos latinos; y d) Poner los valores morales y espirituales de la latinidad al servicio de las relaciones internacionales, como medio de lograr la mayor comprensión y cooperación entre los países y la prosperidad de los pueblos (Art. II).

Los órganos principales de la Unión Latina eran (Art. V): el Congreso [integrado por una delegación de cada Estado compuesta por un número de representantes no superior a cinco, se reunía en asamblea ordinaria cada dos años (el Primer Congreso de la Unión Latina se celebró en Río de Janeiro del 14 al 19 de octubre de 1951)]; el Consejo Ejecutivo (compuesto por doce Estados Miembros, elegidos por el Congreso por cuatro años; la mitad se renovaba cada dos años; se reunía, por lo menos, una vez al año, en junta ordinaria); y la Secretaría (que comprendía todos los servicios administrativos y técnicos de la Unión, bajo la dirección de un Secretario General, nombrado por el Congreso, por un período de cuatro años).


Aunque el Art. XVIII contemplaba que la sede permanente de la Unión Latina se establecerá en la capital de uno de los Estados latinoamericanos, finalmente, la Secretaría alquiló sus instalaciones en la rue de Vaugirard, en París. Los últimos Estados que se adhirieron fueron Andorra y Timor Oriental (en 2004) y El Salvador (2006). Además de los treinta y seis miembros procedentes de cuatro continentes, llegó a contar con cuatro observadores permanentes (Argentina, México, la Orden de Malta y la Santa Sede).

El tiempo de los verbos empleado hasta ahora se ha conjugado en pasado porque, el 26 de enero de 2012, el Congreso de la Unión Latina se reunió en sesión extraordinaria en la sede parisina de la UNESCO y decidió que: las actividades de la Unión Latina fueron suspendidas inmediatamente y la Secretaría general permanente de la Organización cerrará sus puertas el 31 de julio de 2012, fecha en la cual será despedido el conjunto del personal de la Organización.

Ese mismo año, el periodista Bernard Cassen –por aquel entonces director general de Le Monde diplomatique– se preguntaba cómo asesinaron a la Unión Latina: El crimen se cometió en silencio. Sin que ningún portavoz gubernamental se atreviese a anunciarlo oficialmente. Sin que ningún gran medio de comunicación alertase a la opinión pública. Sin que ninguna gran conciencia intelectual alzase la voz para indignarse. Por vez primera desde 1945, una gran organización internacional dedicada a la cultura, la Unión Latina (…) fue asesinada hace unos meses por una conjuración de Estados conservadores europeos (entre ellos la madrastra España) en medio de una triste indiferencia general (*). Para entender mejor esa peyorativa calificación de “madrastra”, basta con tener en cuenta que el Convenio Constitutivo de la Unión Latina se firmó en Madrid el 15 de mayo de 1954 (desde entonces, cada 15 de mayo se celebraba el Día Internacional de la Latinidad) pero España no llegó a ratificarlo hasta el 21 de mayo de 1973; casi dos décadas más tarde.


A la hora de redactar esta entrada, en 2022, UNILAT aún permanece suspendida; un caso singular en Derecho Internacional Público –lo más similar puede que sea la situación del ANZUS– porque lo más habitual es que, llegados a ese punto, los integrantes, simplemente, 
acuerden su disolución como ocurrió con el Pacto de Varsovia, la UEO, la SEATO o el CENTO; o que la propia organización contemple su carácter efímero (Organización Internacional de Refugiados o la CECA).

PD: téngase en cuenta que también existió un proceso de integración monetaria del Viejo Continente que se desarrolló entre 1865 y 1927 y que se denominó Unión Monetaria Latina [l'Union latine]. Salvando las distancias fue el precedente del actual euro.

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