lunes, 8 de mayo de 2023

Los “Estados Unidos de Europa” de Víctor Hugo

Al reflexionar sobre la trascendencia de este autor, el investigador González Oropeza considera que: (…) Quizá sea aventurado afirmar que el célebre escritor francés Víctor Hugo (1802-1885) combinó la literatura con la política, haciendo una simbiosis de lenguaje con ideas profundas, para sustentar su filosofía humanista, pero ello demuestra que el arte no sólo atiende al valor estético, sino tiene un gran contenido político. Su gran obra literaria sustentó a las ideas políticas que siempre defendió. (…) [1]. En ese mismo sentido, la profesora Rodríguez Álvarez concreta que: (…) La vida política de Víctor Hugo se inaugura como Par de Francia de la mano de Luis Felipe de Orleans en 1845. Cuatro años atrás, en junio de 1841, el poeta había ingresado en la Academia -trámite obligado para ser recibido en la Cámara Alta- con un discurso en el que manifestaba públicamente su vocación de «hombre de Estado»; a partir de aquel momento la actividad literaria y la política correrán parejas en la vida del nuevo Par. Liberal conservador y monárquico como el régimen del Orleans, Hugo se mantendrá fiel a la corona durante todo el reinado de Luis Felipe, llegando incluso a defender el establecimiento de una regencia en la persona de la duquesa de Orleans -pese a sus reticencias respecto a la política del monarca en la etapa final de su reinado- como última fórmula que permitiera salvar la institución monárquica y la continuidad en ella de la casa reinante. Sin embargo, fracasada su propuesta y tras los primeros acontecimientos que acompañaron al nacimiento de la II República, Victor Hugo sufrirá lo que [el ensayista francés Jean-François] Kahn ha llamado una extraordinaire métamorphose resultado de la cual el monárquico se transformó en republicano y el conservador en progresista [2].

En esa confluencia político-literaria que caracterizó la vida y obra del autor de Los miserables, cabe preguntarse cuándo manifestó su carácter europeísta. La respuesta la encontramos en una conferencia.


El 8 de noviembre de 2012, la política luxemburguesa Viviane Reding -que, en aquel momento (2010-2014), desempeñaba los cargos de Vicepresidenta de la Comisión Europea y Comisaria de Justicia, Derechos Fundamentales y Ciudadanía- disertó en el Centro de Derecho Europeo de la Universidad de Passau (Baviera, Alemania), sobre el tema “¿Por qué necesitamos ahora unos Estados Unidos de Europa?”.

En aquella charla se preguntó de dónde provenía la idea de los Estados Unidos de Europa y qué significaba, respondiendo que: (…) Son muchas las personalidades que a lo largo de la historia han hecho referencia a los Estados Unidos de Europa y se han rendido a este sueño, desde George Washington hasta Richard Coudenhove-Kalergi, pasando por Napoleón Bonaparte o Giuseppe Mazzini. La visión más clara y más concreta, sin embargo, es la que formuló en su día el escritor francés Victor Hugo. Esta visión solo se puede entender en un contexto preciso, el de las turbulencias que sacudieron Europa en el siglo XIX y que el autor francés vivió en sus propias carnes: guerras entre Francia y Alemania, exilio en las Islas del Canal británicas por su oposición a Napoleón III, la traumática anexión de Alsacia y Lorena por Alemania tras la batalla de Sedán y, por último, su colaboración en el penoso inicio de la joven Tercera República francesa. No es de extrañar que Hugo anhelara un continente europeo democrático y en paz. Su idea de los Estados Unidos de Europa la formuló en el Congreso Internacional de la Paz, celebrado en París a mediados del siglo XIX, en estos términos: «Llegará el día en el que dejaréis caer las armas de vuestras manos. Llegará el día en que una guerra entre París y Londres, entre San Petersburgo y Berlín, entre Viena y Turín, parecerá tan absurda como parece absurda hoy la idea de una guerra entre Ruán y Amiens, entre Boston y Filadelfia. Llegará el día en que Francia, Rusia, Italia, Inglaterra o Alemania, todas las naciones del continente en fin, sin perder ninguna de sus peculiaridades ni su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la hermandad europea (…)».

Y añadió: Queda claro que la idea de los Estados Unidos de Europa que tenía Victor Hugo era, antes que nada, una idea de paz, pero también una idea de democracia, como se puede ver en su temprana propuesta de un derecho de voto común y un gran Parlamento para Europa. Por último, Hugo menciona de forma muy clara una prioridad central, profundamente arraigada en la historia europea, que centra hoy cualquier debate sobre la integración europea y que reviste para mí una especial importancia: las naciones de Europa deben fundirse en una unidad superior, una gran fraternidad, «sin perder ninguna de sus peculiaridades ni su gloriosa individualidad». «Unida en la diversidad», este lema europeo, consagrado explícitamente en el Tratado constitucional de 2003, se encuentra ya en Victor Hugo.


Se entiende fácilmente el afán de Hugo por que Europa se dotase de una estructura constitucional como la que ya existía del otro lado del Atlántico. A mediados del siglo XIX, en efecto, los Estados Unidos de América eran, junto con Suiza, el único país del mundo que constituía una entidad —que fue primero confederal y luego ser federal— de Estados originalmente soberanos y completamente diferentes, que se extendía desde Maine hasta Luisiana. Además, los EE.UU. eran, junto con Suiza, la única democracia consolidada del mundo. Los Estados Unidos de América representaban pues, para el demócrata y pacifista Hugo, el modelo ideal para su utópica propuesta de una futura Europa unida. Esta motivación de Hugo, de carácter primordialmente pacifista y democrático, explica que su idea de los Estados Unidos de Europa suscitara un gran respaldo político en la Primera Guerra Mundial y que este respaldo fuera aun mayor tras la catástrofe europea de la Segunda Guerra Mundial.

¿Cabe sorprenderse de que ya en 1942 Altierio Spinelli, miembro de la resistencia italiana y posteriormente uno de los padres fundadores de las Comunidades Europeas, opusiera, en su manifiesto de Ventotene, a su experiencia de guerra y totalitarismo la idea de unos Estados Unidos de Europa democráticos que debían incluir —y estamos en 1942— a una Alemania democrática y desnazificada? (…) [3].

En conclusión, como recuerda el profesor Torres Jarrín: (…) Víctor Hugo pasa a la historia de las ideas de la integración europea con su discurso en favor de unos ‘Estados Unidos de Europa’ en el Congreso Internacional de la Paz en [22 al 24 de agosto] 1849, en él pronunció una de sus más famosas frases: “Llegará el día en el cual se verán estos dos grupos inmensos, los Estados Unidos de América y los Estados Unidos de Europa, situados uno frente al otro, tendiéndose la mano por encima de los mares, intercambiando sus productos, su comercio y su industria”. Muchos consideran que con esta frase Víctor Hugo profetiza la creación de los Estados Unidos de Europa, pero si interpretamos bien, también está anunciando la idea del inter-regionalismo o si se quiere del inter-continentalismo o la importancia de establecer unas relaciones transatlánticas [4].

Citas: [1] GONZÁLEZ OROPEZA, M. “Víctor Hugo y el declive de la monarquía. Reflexiones sobre su carta a Benito Juárez”. En: Ars Iuris, 2017, nº 52, p. 185. [2] RODRÍGUEZ ÁLVAREZ, A. “Víctor Hugo y la creación de la II República francesa”. En: Cuadernos de historia contemporánea, 1996, nº 18, p. 29. [3] REDING, V. “¿Por qué necesitamos ahora unos Estados Unidos de Europa?”. Conferencia impartida el 8 de noviembre de 2012 en el Centro de Derecho Europeo de la Universidad de Passau (Alemania). [4] TORRES JARRÍN, M. L. El acervo integracionista en Europa y América: una historia común. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca, 2017, p. 80.

Feliz Día de Europa: 9 de mayo de 2023.

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