De este modo, la prologuista Nathalie Lezama nos aproxima al contexto histórico en el que se aprobó, el 26 de junio de 1955, la denominada «Carta de la Libertad» [Freedom Charter | Vryheidsmanifes] que el African National Congress (ANC), el South African Indian Congress, la South African Coloured People´s Organization y el Congress of Democrats asumieron como su programa político. Se estructura en un preámbulo y un decálogo con diez compromisos.
En la parte expositiva, el pueblo sudafricano declara para que lo sepa nuestro país y todo el mundo que Sudáfrica pertenece a todos los que viven en ella, negros y blancos, y que ningún gobierno puede pretender la autoridad legítima si no se basa en la voluntad de todo el pueblo; que nuestro pueblo ha sido despojado de su derecho patrimonial a la tierra, la libertad y la paz por un gobierno fundado en la injusticia y la desigualdad; que nuestro país jamás será ni próspero ni libre mientras todo nuestro pueblo no viva en hermandad y no goce de derechos y oportunidades iguales; que sólo un Estado democrático, basado en la voluntad de todo el pueblo, puede asegurar a todos los ciudadanos sus derechos patrimoniales, sin distinciones motivadas por el color, la raza, el sexo o la creencia de cada uno; por consiguiente, nosotros, el pueblo de Sudáfrica, negros y blancos unidos –iguales, compatriotas y hermanos–, aprobamos esta Carta de la Libertad y nos comprometemos a luchar juntos, sin escatimar esfuerzos ni valor, hasta lograr los cambios democráticos aquí proclamados.
A continuación, enumera esos diez compromisos que, a mediados del siglo XX y teniendo en cuenta que el régimen del apartheid no desapareció hasta 1991, casi cuatro décadas más tarde, se adoptaron no como una mera declaración de principios sino como un manifiesto, un verdadero programa de acción elaborado para lograr la transición de Sudáfrica hacia un Estado social y democrático de Derecho. Era, según el propio Mandela: el plan básico de la actividad futura [2]. La Carta proclamó:
1. ¡El pueblo gobernará! Todos los hombres y mujeres tendrán el derecho a elegir y a ser elegidos para cualquier órgano legislativo; todo el pueblo tendrá derecho a tomar parte en la administración del país; el pueblo gozará de igualdad de derechos, sin distinción de raza, color o sexo; todos los órganos, juntas asesoras, consejos, y autoridades del gobierno minoritario serán reemplazados por órganos democráticos de autogobierno;
2. ¡Todos los grupos nacionales tendrán los mismos derechos! Todos los grupos nacionales y las razas serán iguales ante los órganos del Estado, ante los tribunales y en las escuelas; todos tendrán el mismo derecho a emplear sus propios idiomas y a desarrollar su cultura y costumbres populares propias; todos los grupos nacionales gozarán de la protección de la ley contra el ultraje a su raza y a su orgullo nacional. La prédica y la práctica de la discriminación y del desprecio, por razones de nacionalidad, raza o color, serán un delito sancionable; se dejarán de lado todas las leyes y prácticas del apartheid.
3. ¡El pueblo compartirá la riqueza del país! La riqueza nacional de nuestro país, patrimonio de todos los sudafricanos, será restituida al pueblo; la riqueza mineral del subsuelo, los bancos y las industrias monopolistas, serán propiedad de todo el pueblo; todas las demás industrias y el comercio serán controlados para que contribuyan al bienestar del pueblo; todos tendrán iguales derechos de comerciar donde elijan, dedicarse a la fabricación o ingresar en cualquiera de las ocupaciones, oficios y profesiones.
4. ¡Compartirán la tierra quienes la trabajan! Se pondrá fin a las restricciones del derecho a la propiedad de la tierra basadas en la raza, y toda la tierra se redistribuirá entre quienes la trabajan, para erradicar el hambre y la sed causadas por no poseer tierra; el Estado ayudará a los campesinos con instrumentos, semillas, tractores y diques, para conservar el suelo y ayudar a quienes lo cultivan; se garantizará la libertad de movimiento a toda persona que trabaje la tierra; todos tendrán el derecho de ocupar tierras donde elijan; nadie será despojado de su ganado, y se abolirá el trabajo forzado y las prisiones agrícolas.
5. ¡Todos serán iguales ante la ley! Nadie será encarcelado ni deportado, ni su libertad restringida sin un juicio previo imparcial; nadie será condenado por orden de ningún funcionario del gobierno; los tribunales serán representativos de todo el pueblo; sólo se encarcelará a las personas por delitos graves contra el pueblo, y el encarcelamiento tenderá a la reeducación, no a la venganza; la fuerza policial y el ejército estarán abiertos a todos indistintamente y ayudarán y protegerán al pueblo; toda ley que discrimine basándose en la raza, el color o el credo será derogada.
6. ¡Todos gozarán de iguales Derechos Humanos! La ley garantizará a todos su derecho a hablar, organizar, reunirse, publicar, predicar, practicar su culto y educar a sus hijos; la intimidad del hogar será protegida por ley contra las incursiones policiales; todos serán libres de viajar sin restricciones del campo a la ciudad, de provincia a provincia y de Sudáfrica al extranjero; las leyes de pases, las de permisos y toda otra ley que restrinja la libertad de circulación serán derogadas.
7. ¡Habrá trabajo y seguridad! Quienes trabajen serán libres de formar sindicatos, de elegir a sus dirigentes sindicales y de pactar salarios con sus empleadores; el Estado reconocerá el derecho y el deber de todos a trabajar y obtener prestaciones de desempleo; los hombres y las mujeres de cualquier raza recibirán igual remuneración por igual trabajo; habrá una semana de trabajo de 40 horas, un salario mínimo nacional, vacaciones anuales pagadas y licencia por enfermedad para todos los trabajadores, así como licencia por maternidad totalmente pagada para todas las madres que trabajen; los mineros, trabajadores domésticos, trabajadores agrícolas y funcionarios públicos tendrán los mismos derechos que todos los demás trabajadores; el trabajo de los niños, el trabajo con reclusión en las minas, el sistema de pago con vino1 y el trabajo bajo contrato, serán abolidos.
8. ¡Se abrirán las puertas del saber y la cultura! El gobierno descubrirá, desarrollará y estimulará el talento nacional para el realce de nuestra vida cultural; el acervo cultural de la humanidad se pondrá al alcance de todos mediante el libre intercambio de libros e ideas y el contacto con otras naciones; la educación tendrá por objeto enseñar a los jóvenes a amar a su pueblo y su cultura y honrar la fraternidad, la libertad y la paz; la enseñanza será gratuita, obligatoria, universal e igual para todos los niños; la enseñanza superior y la capacitación técnica se harán asequibles a todos mediante la concesión de asignaciones estatales y becas atendiendo a los méritos individuales; se erradicará el analfabetismo de los adultos mediante un vasto plan estatal de educación; los maestros gozarán de los mismos derechos que los demás ciudadanos; se abolirán las barreras por motivo de color en la vida cultural, en los deportes y en la enseñanza.
9. ¡Habrá viviendas, seguridad y bienestar! Todas las personas tendrán derecho a vivir donde deseen, a disponer de una vivienda digna y a mantener a sus familias en condiciones de bienestar y seguridad; se pondrán a disposición de la población las viviendas no ocupadas; los alquileres y los precios se reducirán, los alimentos serán abundantes y nadie padecerá hambre; el Estado administrará un plan de salud pública de carácter preventivo; se proporcionará a todas las personas asistencia médica y hospitalaria gratuita prestando especial atención a las madres y a los niños pequeños; se demolerán los suburbios miserables y se construirán nuevos barrios dotados de transportes, carreteras, alumbrado, campos de juego, guarderías infantiles y centros sociales para todos; el Estado se hará cargo de la asistencia a los ancianos, los huérfanos, los incapacitados y los enfermos; todas las personas tendrán derecho al descanso, al ocio y el esparcimiento; se abolirán los poblados cercados y los ghettos, así como las leyes que contribuyen a separar a las familias; Sudáfrica será un Estado plenamente independiente que respetará los derechos y la soberanía de todas las naciones.
10. ¡Reinarán la paz y la amistad! Sudáfrica se esforzará por mantener la paz mundial y por solucionar las controversias internacionales mediante la negociación y no mediante la guerra; se asegurará la paz y la amistad entre todo nuestro pueblo defendiendo la igualdad de derechos, oportunidades y condición de todos; el pueblo de los protectorados –Basutolandia [actual Lesoto], Bechuanalandia [Botsuana] y Swazilandia [Esuatini]– será libre de decidir su propio futuro. Se reconocerá el derecho de todos los pueblos de África a la independencia y al autogobierno, derecho que servirá de base para una estrecha cooperación; que todos los que aman a su pueblo y a su país digan con nosotros: «Lucharemos por estas libertades durante toda nuestra vida hombro con hombro hasta ganar nuestra libertad» [3].
Durante cuatro décadas, aquella «Carta de la Libertad» se convirtió en una especie de "borrador" de Constitución nacional propuesto por dirigentes del ANC, y que representaba las aspiraciones de la población no blanca por una Sudáfrica no racista, con derechos políticos para todos sus ciudadanos sin consideración de raza, sexo o religión, así como una distribución más justa de la riqueza. (…) un hito en la lucha contra el régimen del apartheid [4].
Citas: [1] LEZAMA, N. “Nelson Mandela y su largo camino hacia la libertad”. En: MANDELA, N. Un ideal por el cual vivo. Tafalla: Editorial Txalaparta, 2005, p. 11. [2] MANDELA, N. No es fácil el camino de la libertad. Ciudad de México: Siglo XXI Editores, 1965, p, 45. [3] MANDELA, N. Un ideal por el cual vivo. Tafalla: Editorial Txalaparta, 2005, pp. 21 a 25. [4] OJEDA, E. Sudáfrica y el camino a la libertad. Del apartheid a la democracia. Barcelona: Catarata, 2021.
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