lunes, 19 de mayo de 2025

La «Patente de Tolerancia» de José II

Parafraseando al historiador colombiano Coy Sierra, puede afirmarse que también en el Sacro Imperio Romano Germánico, el monopolio legal del espacio religioso que tenía el catolicismo (…) llegó a su fin con la proclamación [1] de un edicto, la «Patente de Tolerancia», emitida el 13 de octubre de 1781 por el emperador José II (archiduque de Austria, rey de Bohemia y Hungría, duque de Milán… entre otros títulos del soberano). Que un monarca consintiera cierto grado de libertad religiosa para que su pueblo profesara un culto diferente al oficial no fue una iniciativa pionera suya; al contrario, hunde sus raíces en el «Cilindro de Ciro», redactado en el Imperio Aqueménida de Persia (antiguo Irán), el año 539 a.C., por Ciro el Grande tras la conquista de Babilonia, cuando permitió la libertad de cultos a sus súbditos; o en ejemplos más coetáneos como el «Edicto de Nantes» que había ordenado el rey Enrique IV de Francia y III de Navarra el 13 de abril de 1598 [como sabemos, era un monarca hugonote (es decir, protestante calvinista) que se convirtió al catolicismo para acceder al trono francés pronunciando la conocida frase de «París bien vale una misa»] o el «Edicto de Kangxi» promulgado por este emperador chino en marzo de 1692 con el que premió el servicio de los jesuitas (…) por el cual los chinos podían abrazar abiertamente el catolicismo al no estar ya éste incluido entre las doctrinas heterodoxas [2]; los jesuitas creían haber obtenido algo similar al “Edicto de Milán" del emperador Constantino, en el año 313 de nuestra era, por el cual se acabaron las persecuciones [3].

En su «Patente de Tolerancia» [Toleranzpatent] (…) se resumía la repulsa que José sentía por las incomprensiones y persecuciones religiosas y se concedía libertad total de culto e igualdad civil a los principales disidentes –luteranos, calvinistas, ortodoxos–, aunque no a las sectas marginales que siempre habían proliferado en Bohemias [sic] y Silesia. a finales de 1781 y en 1782 también se aplicó a los judíos, que fueron autorizados, por vez primera, a celebrar su culto libremente, construir escuelas, asistir a las universidades y recibir títulos de estas. Sin embargo, por miedo a que el antisemitismo popular reaccionase violentamente ante una expansión evidente y ostensible del judaísmo, los que vivían en Viena, donde existía una masa susceptible de ser soliviantada, tuvieron que someterse a otras reglas y, en particular, se les prohibió construir sinagogas o constituir una organización propia. Otro aspecto de la política de tolerancia de José II fue la relajación de la censura (excluyendo la pornografía y el ateísmo abierto) y la autorización para la libre circulación de libros protestantes y extranjeros [4].

Medio siglo más tarde, la breve «Constitución de Pillersdorf», de 25 de abril de 1848 -llamada así por su impulsor, el ministro austriaco Franz Xaver von Pillersdorf (1786-1862) que transformó el absolutismo de los Habsburgo en una monarquía constitucional- la Iglesia Católica perdería su posición de dominio… pero esa ya es otra historia.

Citas: [1] COY SIERRA, A. A. “Tolerancia religiosa en Bogotá entre 1849 y 1854”. En: Historia Crítica, 2007, nº 33, p. 75. [2] O´NEILL, C. Diccionario histórico de la Compañía de Jesús. Madrid: Universidad Pontificia Comillas, 2001, p. 1718. [3] CORNEJO, R. et al. China. Estudios y ensayos en honor a Flora Botton Beja. Ciudad de México: Colegio de México, 2012. [4] HUFTON, O. H. Europa. Privilegio y protesta. 1730-1789. Madrid: Siglo XXI, 2017, p. 180. Pinacografía: Johann Hieronymus Löschenkohl | Allegorie auf das Toleranzpatent Josephs II (1784) | Carl von Sales | Josephs II (1823).

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