lunes, 15 de agosto de 2022

Los caballeros de Maconochie y el sistema de marcas

Cuando se habla de los grandes reformadores británicos de las instituciones penitenciarias, de finales del siglo XVIII y comienzos del XIX, resulta casi inevitable pensar en los libros El estado de las prisiones en Inglaterra y Gales (1777) escrito por el sheriff John Howard (1726-1790); y Panóptico (1787) del filósofo Jeremy Bentham (1748-1832), discípulo de aquél. En ambos casos, los dos autores ingleses –como también sucedió con su coetáneo el milanés Cesare Bonesana, Marqués de Beccaria (1738-1794) y su célebre obra De los delitos y las penas (1764)– intentaron minimizar los castigos y tormentos físicos a los que se someten tanto acusados como sentenciados; establecer una proporcionalidad racional entre delito y su castigo, y sentar las bases para un sistema penal menos arbitrario en la determinación de las penas. Simultáneamente, buscan cambiar los propósitos y fines de la reclusión, que del simple encierro se convirtiera en una instancia de rehabilitación a través de la penitencia y la reflexión [1]. En ese contexto, destaca un tercer escritor británico al que, fuera del ámbito anglosajón, apenas se le conoce: el capitán escocés Alexander Maconochie (1787-1860) y su labor en el brutal presidio de la isla de Norfolk (hoy en día, un territorio australiano situado en el Océano Pacífico Sur, a más de 1.600 km de la Costa Este de Queensland) donde eran enviados los prisioneros que Gran Bretaña había deportado a Australia cuando los reos volvían a reincidir en esta colonia.

Si a Norfolk se mandaba a los peores delincuentes del Imperio Británico, convirtiendo esta isla-prisión en una máquina para extinguir la esperanza y un lugar de valores pervertidos donde lo malo se consideraba bueno [2], no es de extrañar que, al regresar a Londres tras su estancia en las antípodas, el capítan Maconochie afirmase que: Encontré la isla convertida en un infierno y la dejé transformada en una comunidad ordenada y bien reglamentada [3]; hasta el punto de que, según el criminólogo neozelandés Norval Morris, sabemos de la conducta posterior de los convictos liberados en [las ciudades australianas de] Sídney y Hobart que habían estado bajo el cargo de Maconochie, los“Maconochie’s Gentlemen” como se les llamó, sugiere que eran desproporcionadamente respetuosos con la ley [4]; de ahí que se les llamara "caballeros".

Retrato anónimo de Alexander Maconochie

Alexander Maconochie, geógrafo y oficial de la Armada, nació en Edimburgo (Escocia | Gran Bretaña) el 11 de febrero de 1787. Con apenas nueve años perdió a su padre por lo que se fue a vivir a casa de su familiar, el abogado y juez Allan Maconochie, Lord Meadowbank (1748–1816), que lo educó junto a sus propios hijos para que se cuestionara todo, fomentando su curiosidad intelectual y un entusiasmo infatigable por el estudio que acabó cultivando toda su vida [5]. Con tan solo 15 años se alistó voluntario en la Marina, siendo destinado al servicio de la Royal Navy en las Indias Occidentales, España –en 1809 vivió en Cádiz– y el Mar Báltico. En la Nochebuena de 1811, a bordo del bergantín Grasshopper, fue capturado tras encallar en la isla frisona de Texel y estuvo recluido dos años en Francia junto al resto de los oficiales de su tripulación. Aquella experiencia carcelaria lo marcaría para siempre. Con el fin de las Guerras Napoleónicas participó en el conflicto anglo-estadounidense de 1812 y regresó a Escocia para continuar sus estudios y escribir. En 1822 contrajo matrimonio con Mary Hutton-Browne y se trasladaron a vivir a Londres donde, el 16 de julio de 1830, cofundó la Geographical Society of London (actual Royal Geographical Society) para promover la investigación de esta disciplina científica.

Tras viajar a la Tierra de Van Diemen [actual Tasmania (Australia)], en 1836, invitado por el gobernador, su amigo el capitán Sir John Franklin (1786-1847), redactó un polémico informe [The Report on the State of Prison Discipline in Van Diemen's Land] muy crítico con el sistema penitenciario que las autoridades británicas aplicaban en aquella colonia penal porque su actuación se basaba en la venganza del poder público sin tener en cuenta la rehabilitación de los presos, de modo que se primaba el castigo de los reclusos, degradándolos sin ofrecerles ninguna esperanza de redención ni valorar sus esfuerzos por intentar reintegrarse en la sociedad. Sus críticas llegaron a Westminster y, a sugerencia de un comité parlamentario, se le ofreció la posibilidad de aplicar sus propuestas reformistas en la isla de Norfolk, con tareas que fomentasen la laboriosidad de los reos sin aplicarles malos tratos ni penas degradantes. El capitán aceptó el reto y, entre marzo de 1840 y febrero de 1844, el matrimonio se instaló con sus hijos en aquella remota prisión.


Según el abogado y exministro de Justicia peruano Fernando Vega Santa Gadea: [Maconochie] Introdujo en la reglamentación del penal un sistema que consistía en "medir la duración de la pena por una suma de trabajo y de buena conducta impuesta al condenado". Este control se ejercía, otorgándole un número de marcas o vales. La buena conducta y el rendimiento se acumulaban en vales a favor; la alimentación, multas por indisciplina, se computaban en contra. El excedente servía para otorgar la libertad condicional. El régimen de Maconochie o MARK SISTEM [sic], constaba de tres ciclos: 1er. período: Aislamiento celular continuo, diurno y nocturno (Pensilvánico). 2do. período: Aislamiento celular nocturno en celda, trabajo en común durante el día y sujeción a la regla del silencio (Auburniano). 3er. período: Libertad condicional. Una vez que el recluso hubiese acumulado el número de vales, que la gravedad del delito cometido señalaba, se le otorgaba el boleto de libertad (ticket of leave). Esta última etapa, es la precursora de la libertad condicional actual institución que ha dado magníficos resultados [3].

Por su parte, el mencionado Morris [4], uno de los biógrafos que mejor conoce la vida y obra del capitán Maconochie, explica en siete puntos las notas esenciales de aquel Marks System:

  1. Reclusión de “trabajo y comportamiento” en lugar de sentencias condenatorias de “tiempo”;
  2. Se asignar marcas para medir el trabajo y el comportamiento de los presos;
  3. Progreso o retroceso en las marcas que fuesen conocidas por los convictos;
  4. Incremento de la autonomía del recluso dentro de la prisión a medida que fuera acumulando las marcas;
  5. Incentivar a los grupos de prisioneros para que trabajasen juntos con la posibilidad de obtener más puntos que realizando esas mismas labores por separado; 
  6. Disponibilidad, opcional y voluntaria, de trabajar en su propia celda si el convicto lo solicitaba para ganar puntos extra; y
  7. Procedimientos de liberación gradual, incluida la supervisión dentro de la comunidad, que les conducirían a la libertad definitiva.

De regreso a Londres, en 1846 publicó el libro Crime and Punishment: The Mark System, Framed to Mix Persuasion with Punishment, and Make Their Effect Improving, Yet Their Operation Severe; pero, en la Europa de mediados del siglo XIX, sus propuestas resultaron demasiado pioneras para la mentalidad de aquel tiempo y fueron ridiculizadas y objeto de numerosas críticas aunque él continuó defendiendo su propuesta de reforma penal hasta que falleció en Morden (Surrey | Inglaterra), el 25 de octubre de 1860.

Ruinas de la prisión de Norfolk

Uno de sus principales seguidores fue Sir Walter Crofton (1815–1897) que, finalmente, pudo poner sus reformas en práctica en Irlanda (en aquel momento, bajo soberanía británica). La profesora Ángela Casals Fernández resume así el denominado “sistema de Crofton”: (…) debe su nombre al director de prisiones de Irlanda, Walter Crofton, estaba compuesto por cuatro periodos: el primero era de reclusión celular diurna y nocturna; en el segundo, el preso trabajaba en común con obligación de guardar silencio y con reclusión celular nocturna; el tercer período, el intermedio, se llevaba a cabo en prisiones especiales donde el preso trabaja al aire libre en el exterior del establecimiento; y el último período era el de libertad condicional. El paso de un período a otro era conseguido por la posesión de un número determinado de «marcas» en relación con la gravedad del delito, que se obtenían con la dedicación al trabajo y la observación de buena conducta [6].

Alexander Maconochie fue, según la opinión del magistrado australiano John Vincent Barry, un pionero de gran importancia en el desarrollo de la penología que puso a disposición de los criminólogos (…) no sólo su valía como administrador penitenciario sino también la humanidad de sus conocimientos que inspiraron y dirigieron su labor [7].

PD: en aquel tiempo, en España también destacaron dos grandes reformadores: el Teniente General Francisco Javier Abadía y Aragorri (1770-1836) y el Coronel Manuel Montesinos y Molina (1792-1862) que hemos visto en otras entradas de este blog.

Citas: [1] CARO, F. “John Howard y su influencia en la reforma penitenciaria europea de finales del siglo XVIII”. Eguzkilore, 2013, nº 27, p. 150. [2] CAUSER, T. “The worst types of sub-human beings’? The myth and reality of the convicts of the Norfolk Island penal settlement, 1825-1855”. En: Island of History. Nueva York: Anchor Books, 2011, pp. 1 y 35. [3] VEGA SANTAGADEA, F. “Regímenes penitenciarios”. En: Derecho PUCP (Pontificia Universidad Católica del Perú): Revista de la Facultad de Derecho, 1972, nº 30, pp. 202 y 203. [4] MORRIS, N. Maconochie’s Gentlemen: The Story of Norfolk Island & The Roots of Modern Prison Reform. Oxford: Oxford University press, 2002, pp. 162 y 164. [5] WARD, G. “Captain Alexander Maconochie, R. N., K. H., 1787-1860”. En: Geographical Journal, 1960, vol. 126, nº 4, p. 459. [6] CASALS FERNÁNDEZ, Á. La prisión permanente revisable. Madrid: BOE, 2019, p. 173. [7] BARRY, J. V. “Pioneers in Criminology XII. Alexander Maconochie (1787-1860). En: Journal of Criminal Law & Criminology, 1956, vol. 47, p. 161.

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