El influyente Report on the University’s Role in Political and Social Action suele recibir el nombre coloquial de «Informe Kalven» [«Kalven Report»] en homenaje al jurista estadounidense Harry Kalven, Jr. (1914-1974) que presidió el comité de profesores de la Universidad de Chicago (Illinois, Estados Unidos) designado por el rector George W. Beadle (1903-1989) en febrero de 1967 -junto a John Hope Franklin, Gwin J. Kolb, George Stigler, Jacob Getzels, Julian Goldsmith y Gilbert F. White- para que analizaran el papel de la universidad, como institución, ante determinados acontecimientos que estaban teniendo una indudable repercusión política o social entre los estudiantes; de hecho, el informe se les encargó porque, aquel mismo año, el campus había vivido algunas protestas y sentadas de los alumnos (entre otras cuestiones, contra la guerra de Vietnam, las campañas de reclutamiento en las facultades y el incremento del gasto militar). Sus conclusiones sobre la política que debía seguir la universidad se publicaron el 11 de noviembre de 1967.
En el Informe Kalven queda claro que la función crítica de las universidades ha de ser desempeñada por los individuos, y la institución ha de limitarse ha [sic] garantizar el ambiente de libertad necesario para (…) estimular esa labor crítica. Por eso, no puede tomar partido institucional por una u otra causa, sino que debe mantener una neutralidad que deriva del respeto por la libertad académica y que está al servicio del fomento de la diversidad de puntos de vista [1]. El propio informe señala al respecto que: (…) The instrument of dissent and criticism is the individual faculty member or the individual student. The university is the home and sponsor of critics; it is not itself the critic; es decir, los miembros del claustro o los estudiantes, como individuos, son quienes disienten o critican; mientras que, la universidad -como institución- se configura como una comunidad de eruditos que acoge y fomenta a esos críticos pero sin que ella misma llegue también a ser crítica.
Uno de los siete miembros del comité, el intelectual y economista George Stiler (1911-1991), quiso incluir al final un breve “comentario especial” en el que defendió que la universidad no debería utilizar sus actividades corporativas para promover ningún valor moral o político porque dicho uso perjudicaría su integridad como sede de la libertad intelectual incluso aunque se dieran “casos extraordinarios” -excepción que sus compañeros sí que llegaron a contemplar- en los que esta institución tampoco debería dar su punto de vista sobre las cuestiones políticas y sociales del momento.
Citas: [1] GARCÍA MANRIQUE, R. “Dominación ideológica y libertades públicas en la universidad·. En: MORALES LUNA, F. & NÚÑEZ VAQUERO, Á. Libertad de expresión. Debates pendientes. Lima: Palestra, 2023, p. 343. [2] ÁLVAREZ RODRÍGUEZ, I. “La libertad académica como tesoro constitucional”. En: Revista Galega de Administración Pública, EGAP, 2023, nº 65, pp. 263-286.
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