El juez Philip Caryl Jessup nació en Nueva York (EE.UU.) el 5 de enero de 1897; se graduó en Derecho en la Yale Law School, en 1924, y ese mismo año se doctoró por la Columbia University donde impartió clases de Derecho Internacional y Diplomacia entre 1925 y 1961; un extenso periodo en el que formó a los estudiantes que llegaron a ser –como reconoció el presidente Kennedy– los líderes de este ámbito jurídico. En todo ese tiempo, compaginó su labor docente con grandes responsabilidades diplomáticas, como por ejemplo, en 1943 ayudó al secretario general de la ONU a crear la Administración de las Naciones Unidas para el Auxilio y la Rehabilitación [UNRRA, por sus siglas en inglés, que durante la postguerra ayudó a repatriar a los millones de desplazados por la II Guerra Mundial]; al año siguiente formó parte de la delegación de su país que acudió a la conferencia de Bretton Woods donde se establecieron el Fondo Monetario Internacional y el grupo del Banco Mundial; y en 1945 brindó asistencia técnica a la representación estadounidense que participó en la redacción de la Carta de las Naciones Unidas en San Francisco (EE.UU.).
En 1961 fue nombrado juez de la Corte Internacional de Justicia en La Haya (Países Bajos); cargo que desempeñó hasta 1970. Durante su magistratura destacó por su defensa de la dignidad del ser humano y su férrea oposición al uso unilateral de la fuerza por parte de los Estados para resolver sus controversias, abogando por la creación de una “gobernanza mundial”. De regreso a su país, continuó dedicándose al mundo académico hasta que falleció el 31 de enero de 1986 en Newtown (Pensilvania, EE.UU.).
Un año antes de que se trasladara a Europa, en 1960, el juez Jessup puso en marcha una actividad extracurricular en la capital estadounidense que consistía en simular un proceso judicial entre Estados para que los estudiantes de Derecho pudieran llevar a la práctica sus conocimientos teóricos al mismo tiempo que intercambiaban experiencias y aprendían a fundamentar sus argumentaciones, mejorando su capacidad de documentación y de trabajo en equipo. Gracias a la experiencia que adquirió en la década que trabajó al servicio del órgano judicial de la ONU y a su labor como diplomático, a partir de 1968, aquella competición de Washington se abrió a participantes de cualquier rincón del mundo, dando lugar a la Philip C. Jessup International Law Moot Court Competition. La más antigua en su género y una de las más prestigiosas que se celebran cada año.
Literalmente, la expresión anglosajona Moot Court significa tribunal simulado en castellano y hace referencia a una competición judicial en la que los participantes se ven obligados a enfrentarse a un caso hipotético, cuyos hechos presentan un problema jurídico específico, el cual debe ser resuelto a través de un memorial escrito, que posteriormente deberá ser argumentado oralmente en una simulación de juicio, ante una corte conformada por abogados expertos en esa área (…) o profesionales que por su labor se encuentran vinculados de forma directa con el tema discutido. En estos simulacros de litigios, los participantes se enfrentan a su contraparte, exponiendo argumentos que busquen persuadir a los miembros de la corte de la validez de la posición que están sosteniendo, para lo cual los estudiantes expositores deben contar con herramientas de oratoria suficientes, no sólo para presentar su memorial, previamente allegado a los jurados del concurso para su valoración, sino también para anticiparse o improvisar los alegatos de respuesta a su contraparte y resolver las inquietudes que puedan ser suscitadas en el seno del tribunal [ARÉVALO NARVÁEZ, C. “Moot court: más que concursos, experiencias. Tribunal simulado”. En: Díkaion, vol. 20, núm. 15, noviembre, 2006, p. 508].
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