Sobre las motivaciones del canciller alemán para introducir el seguro social en Alemania la Organización Iberoamericana de Seguridad Social (OISS) opina que eran claras y directas: la economía alemana debía seguir funcionando con la máxima eficiencia, para lo que resultaba necesario promover, aunque fuera parcialmente, el bienestar de los trabajadores y evitar que las demandas socialistas más radicales se extendieran y prendiesen en la clase trabajadora. No es de extrañar por tanto que teniendo en cuenta la ideología política del canciller de hierro, tremendamente conservadora, se considerase en su momento a la Seguridad Social como materia de orden público que debía limitarse a los nacionales dentro del territorio nacional [*].
Contextualizando el origen de los seguros sociales, el abogado Bowen Herrera -embajador de Chile ante la OIT- añadió que: (…) lo primero que debe considerarse es el cambio acaecido en la estructura económica de Alemania. De 25 millones de habitantes en el año 1800, paulatinamente llegó a 65 millones en 1890. Económicamente pasó de país agrícola a país industrial, dadas las grandes industrias que comenzaron a nacer en el oeste y en el sur. Alemania tuvo su antecedente legislativo en el código prusiano, el cual ya en 1810 obligaba a los empleadores a asegurar contra las enfermedades a sus domésticos y empleados de comercio que vivieran bajo su mismo techo. Hubo también razones políticas: El proletariado que surgió con la era industrial formó un poderoso movimiento político-social, que a raíz de la crisis que soportó el país después de la guerra de 1870, con resultados de cesantía y cierre de industrias, hizo nacer un movimiento socialista bajo la influencia directa de Marx. El “Canciller de hierro”, Bismarck, se inquietó con estos movimientos, y dejando a los liberales, renovó su gabinete a base de conservadores prusianos. Enseguida, tomando como pretexto algunos atentados ocurridos en junio de 1878, obtuvo del Reichstag [el Parlamento] una Ley contra los socialistas, suprimiendo el derecho de reunión, prohibiendo la existencia de dicho partido y desterrando a sus jefes. Pero Bismarck, hábil político, sabía que no podía basarse sólo en una serie de medidas represivas. Se dirigió entonces a las causas de la inquietud social que llevó a la formación de estos movimientos, y vio que era necesario mejorar las condiciones de la clase obrera, y así nació en él la idea de crear el seguro social. Así, Bismarck planteó los fundamentos de su política social de Seguros Sociales en su célebre mensaje al Reichstag, el 17 de noviembre de 1881, y sobre la base de estas ideas se fueron aprobando las siguientes Leyes: Seguro Social Obligatorio de las Enfermedades, el 15 de junio de 1883, en beneficio de los trabajadores industriales; Seguro Social de los Accidentes del Trabajo, el 6 de julio de 1884; y Seguro Social de Invalidez y Vejez, el 22 de junio de 1889 [1].
Oscar Graf | Entierro de un trabajador (1900) |
Por último, en opinión del abogado e historiador Pedro Voltes Bou: (…) en la sesión del Reichstag de 25 de junio de 1888 (…) el nuevo káiser Guillermo II, recogía los anhelos de su abuelo en materia social y las ideas progresistas de su odiado padre y anunciaba el propósito de completar la protección del trabajador. Lo corroboró en el mensaje regio al Parlamento de 22 de noviembre siguiente para presentar «el proyecto de ley de seguro de los obreros contra los riesgos de la vejez y la invalidez». El seguro era obligatorio para todo empleado que cobrase menos de dos mil marcos anuales, y abarcaba también a los que hoy llamamos autónomos, si querían. La carga estaba repartida entre el patrono y el obrero, y el Estado completaba las pensiones con un añadido a su costa. Las primas se pagaban mediante unos sellos adheridos en unas cartillas (…) [2].
Citas: [1] BOWEN HERRERA, A. Introducción a la Seguridad Social. Santiago de Chile: Editorial Jurídica de Chile, 1992, pp. 34 a 36. [2] VOLTES BOU, P. Bismarck. Palabra: Madrid, 2004, pp. 249 y 250.
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