Durante el décimo período de sesiones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo [United Nations Conference on Trade and Development (UNCTAD)] que se celebró en Bangkok (Tailandia), del 12 al 19 de febrero de 2000, su Secretario General, el diplomático brasileño Rubens Ricupero, concluyó la declaración de apertura con una referencia expresa a estos documentos: (…) No hay duda de que este comienzo de un nuevo siglo, de un nuevo milenio, se ha caracterizado por un sentimiento de angustia y ansiedad con respecto a la mundialización, que se percibe como una amenaza contra los valores humanos y contra la posibilidad de una vida fértil y con sentido. Tal vez esto tenga algo que ver con el resurgimiento de movimientos políticos extremistas, incluso cuando no se dan las causas históricas que fueron las responsables de su primera aparición en el decenio de 1930. Es preciso afrontar estos temores y preocupaciones de la sociedad, y debe iniciarse un diálogo estructurado y sistemático entre los gobiernos, las organizaciones internacionales y todas las personas interesadas. Debemos inspirarnos en los "Cahiers de Doléances", las listas de agravios en las que la población expresaba sus necesidades en vísperas de la Revolución Francesa. En la actualidad, sin embargo, deberíamos redactar "Listas de Esperanzas", en las que expresar nuestros deseos y aspiraciones (…).
Aquellos cuadernos de quejas o de agravios fueron redactados con motivos de la convocatoria de los estados generales en cada uno de los escalones de la consulta a los habitantes del reino (asambleas de las parroquias, de los cuerpos y comunidades urbanas, de las ciudades, de las bailías secundarias y principales y de las órdenes), los cahiers de doléances han constituido un material privilegiado y sin equivalente para comprender el estado de opinión, las quejas y los deseos, las preocupaciones y las esperas. Los “Cuadernos” redactados en 1789, por su número, que sin duda se acerca a los 30.000, y su fecha, desde hace mucho tiempo han merecido la atención de los historiadores de la Revolución que han intentado leer en ellos los consensos y los desgarros de la antigua sociedad [1].
Citas: [1] BURGUIÈRE, A. Diccionario Akal de Ciencias Históricas. Madrid: Akal, 1991, p. 99. [2] MÜSSIG, U. El juez legal: Una comparación histórica, desde el Derecho canónico hasta la CEDH. Madrid: Dykinson, 2014, p. 137. [3] VERDÚ, P. L. Materiales para un museo de antigüedades y curiosidades constitucionales. Madrid: Dykinson, 2011, p. 70.
No hay comentarios:
Publicar un comentario