El
2 de abril de 1792, el Congreso de los Estados Unidos aprobó el Acta de Acuñación por el que se creaba la Casa de la Moneda de Filadelfia –
Philadelphia Mint– órgano federal encargado de acuñar, distribuir y custodiar los dólares.
Las primeras monedas –11.178 monedas de cobre– se pusieron en circulación apenas un año después, en marzo de 1793, bajo la supervisión del científico David Rittenhouse. Según la tradición, se cree que George Washington, primer presidente de los EE.UU., donó lingotes de plata de su propia fortuna personal a la Philadelphia Mint, situada a pocas manzanas de su residencia, para acuñar los primeros dólares de plata. Actualmente, la Casa de la Moneda emite entre 11 y 20 billones de monedas al año.
En cuanto a su conocida denominación, parece que el término inglés dollar es una evolución del alemán thaler, nombre con el que se conocía a una moneda grande de plata que circuló por Europa Central a finales de la Baja Edad Media. Lo más sorprendente es que el signo con el que habitualmente se designa a esta moneda –$, la doble barra sobre una letra ese mayúscula– es de origen español.
A lo largo de la historia, el escudo oficial de España ha sufrido numerosas variaciones pero, básicamente, podemos hablar de cuatro cuarteles con un castillo y un león rampante que representan a la antigua Corona de Castilla y León; cuatro palos de gules en fondo dorado, por el Reino de Aragón, y una cadena de oro con esmeralda, por el Reyno de Navarra; así mismo, incluye una granada abierta en la punta, símbolo del reino nazarí conquistado en 1492; las flores de lis, emblema de los Borbones; la Corona Real y dos columnas con el lema Plus Ultra.
Ahí tenemos el origen de la representación del dólar.
Las dos columnas de Hércules que rodean el escudo español son una alegoría de los trabajos de este héroe mitológico griego: El hijo de Zeus abrió la salida al océano del Mediterráneo en el estrecho de Gibraltar y situó allí las columnas que señalaban el fin del mundo. Por ese motivo, cuando Colón descubrió América y, en los siglos posteriores, España se convirtió en un Imperio donde nunca se ponía el sol, se añadió el lema Plus Ultra (más allá) como metáfora de que España había llegado más lejos del Viejo Continente y se colocaron dos coronas más sobre cada columna representando las dos orillas del Atlántico: Europa y América.
Convertida en una potencia, las monedas de plata españolas simplificaron el escudo grabando sólo las dos columnas unidas por una guirnalda en forma de ese con el lema Plus Ultra; monedas que se utilizaron en todo el mundo, convirtiendo aquel reverso de los reales españoles en el emblema del dinero por antonomasia.
Cuando, a finales del siglo XVIII, las 13 colonias de la costa Este norteamericana se independizaron de Inglaterra, el nuevo Gobierno de los Estados Unidos adoptó aquel símbolo, estilizándolo, como representación de su propia moneda: el dólar.
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