Acabada la Guerra Civil española (1936-1939), el general Francisco Franco instauró un régimen autoritario que se prolongó hasta 1975. Durante los cerca de cuarenta años que duró la dictadura franquista, la norma básica que reguló la vida de los españoles fue una recopilación de textos denominada Leyes Fundamentales del Reino, aprobada por Decreto el 20 de abril de 1967, que incluía atendiendo a un criterio sistemático y no según el orden cronológico en que fueron promulgadas, las siguientes disposiciones: la Ley de Principios del Movimiento Nacional, de 17 de mayo de 1958; el Fuero de los Españoles, de 17 de julio de 1945; el Fuero del Trabajo, de 9 de marzo de 1938; la Ley Orgánica del Estado, de 1 de enero de 1967; la Ley Constitutiva de las Cortes, de 17 de julio de 1942; la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado, de 26 de julio de 1946, y la Ley de Referéndum, de 22 de octubre de 1945.
En 1975, tras la muerte del general Franco, se inició la transición a la democracia con la proclamación de la monarquía –Juan Carlos I–, la legalización de los partidos políticos y sindicatos y la celebración de las primeras elecciones democráticas, el 15 de junio de 1977, donde se alzó con la victoria la coalición Unión de Centro Democrático, liderada por Adolfo Suárez [1].
En ese contexto histórico, en plena transición del franquismo a la democracia, el Decreto 2940/1975, de 25 de noviembre, concedió indulto general con motivo de la proclamación de Su Majestad don Juan Carlos de Borbón como Rey de España. En su exposición de motivos, esta medida se justificó de la siguiente forma [sic]: Deseo comenzar mi reinado haciendo uso de la prerrogativa de Gracia que me confiere el artículo sexto de la [mencionada] Ley Orgánica del Estado. Enaltecer la Justicia –que es el fundamento del Orden y la Libertad– con el ejercicio de la Clemencia ha sido una constante en la línea de nuestras mejores tradiciones históricas y religiosas. La instauración en Mi persona de la Monarquía Española ha de significar una reafirmación de los propósitos de convivencia solidaria y pacífica entre todos los españoles. La promulgación. de este indulto general constituye asimismo un homenaje a la memoria de la egregia figura del Generalísimo Franco (q. e. G. e), artífice del progresivo desarrollo en la Paz de que ha disfrutado España en las últimas cuatro décadas, durante las cuales otorgó once indultos generales e innumerables indultos particulares. Deseo y espero que los españoles a quienes haga beneficiarios de esta decisión real se incorporen, con el mejor espíritu de servicio a la Patria, a esta convocatoria a la concordia nacional para consolidar el principal objetivo de la Monarquía: el bien irrenunciable de la Paz.
Se calcula que el último indulto general de la historia española afectó a cerca de 12.000 personas.
Tres años más tarde, el pueblo español ratificó la Constitución de 1978, cuyo Art. 62.i) dispone que le corresponde al rey ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley, pero lo limita al puntualizar que ya no podrá autorizar indultos generales.
Cita: [1] PÉREZ VAQUERO, C. “Presentación”. En Constituciones Españolas (1812-1978). Valladolid: Lex Nova, 2007, pp. 40 y 41.
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