El historiador Julio Valdeón Baruque ha señalado que el antiguo Condado de Castilla se gestó en el trascurso de los siglos IX y X, como una parte del reino [astur-leonés], aunque con suficiente personalidad propia. (…) Castilla, alejada de la corte, no quería saber nada del Fuero Juzgo, que se aplicaba en León. Las copias existentes en Castilla del citado texto normativo visigodo, según la tradición, fueron quemadas. Los fundamentos del derecho castellano fueron, por el contrario, la costumbre y las sentencias de los jueces o “fazañas”. Al fin y al cabo, Castilla ha dicho con indudable acierto Alfonso Guilarte era un “país sin leyes” o, dicho en otras palabras, una “tierra de fazañas y del derecho libre”. En la memoria colectiva se hablaba de dos jueces de elección popular, Nuño Rasura y Laín Calvo. Sin duda, se trata de una leyenda, de creación tardía, pero altamente representativa de la voluntad autonomista de Castilla con respecto al centralismo regio, encarnado en la corte leonesa [1].
El libro al que se refería Valdeón era Castilla, país sin leyes [2] escrito por Alfonso Mª Guilarte. Este reconocido profesor de Historia del Derecho, haciéndose eco de la tesis defendida por el historiador jurídico, el riosecano Galo Sánchez, afirma que: Al llegar al siglo XI, el país leonés primero y Cataluña después, redactan oficialmente sus derechos territoriales. Por el contrario, Castilla, patria de fazañas, país del derecho libre, ha vivido sin leyes hasta el siglo XIII. Sin leyes en el sentido propio de la palabra; esto es, la ley territorial (…). Quizá no sobre repetir que –entre los siglos IX y X– Castilla es teatro de la guerra y tierra de frontera (…) que la debilidad de los medios para gobernar territorios distantes, vulnerables o incomunicados, propia de la época, provoca de hecho vacíos de poder, espacios exentos del dominio astur (o del lejano califato cordobés) y que estos espacios incontrolados y sin hombres son linderos del primitivo emplazamiento de Castilla, cosa que acentúa el carácter marginal de ésta.
En ese contexto, tras la muerte del rey Alfonso II de Asturias, se sitúa habitualmente la leyenda de los jueces castellanos que se divulgó a partir de la segunda mitad del siglo XIV y que popularizó, entre otras fuentes, el Diálogo entre Laín Calvo y Nuño Rasura publicado de forma anónima en 1570, siguiendo la moda renacentista de las conversaciones entre personajes ilustres.
La legendaria historia es la siguiente: En el reinado de Fruela [se refiere al rey Fruela II de Asturias y de León, fallecido en el año 925], los nobles castellanos temiendo el abandono que Castilla podía sufrir y su más que inminente caída en poder de los árabes, decidieron elegir dos jueces independientes que la defendiesen y administrasen a la manera de los cónsules de la antigua Roma. El nombramiento recayó sobre Laín Calvo, esforzado militar, y sobre su yerno Nuño Rasura, famoso por su sabiduría y rectitud. Se instalaron para desempeñar sus nuevos cargos en la villa de Bijurico, después llamada Bisjueces. Y aquellos acuerdos tomados en el 924 marcaron los inicios de la independencia de Castilla. La primera tarea a la que ambos jueces se dedicaron fue la de aglutinar a todos los nobles de Castilla con el fin de hacer frente al peligro amenazante que los árabes representaban. Con un numeroso ejército bajo su mando y el de Gonzalo Nuño hijo de Rasura, consiguieron llegar a Burgos y avanzar hasta Pampliega y Castrojeriz, para después conquistar Quintanapalla y Lara; de tal manera que hacia finales del 928 los límites de Castilla eran los tres ríos: Ebro, Arlanza y Pisuerga. En lo administrativo los aciertos de los dos jueces fueron tantos como los militares; en pleno siglo X implantaron el sufragio universal. A Laín Calvo la historia le ha premiado con el calificativo de “padre de las libertades castellanas”. Adañamos [sic] a estos datos las relaciones familiares que ambos personajes mantienen con los dos grandes héroes castellanos: Rasura es abuelo del conde Fernán González y Calvo de Rodrigo Díaz de Bibar, el Cid; héroes a los que en varias ocasiones se refieren los dos interlocutores –en el Diálogo anónimo del siglo XVI– cuando tienen que poner de manifiesto el pasado guerrero y glorioso de Castilla [3].
Arco de Santa María (Burgos) |
La leyenda de los dos míticos jueces castellanos, elegidos por su prudencia para administrar justicia, aún perdura hoy en día en el monumental Arco de Santa María, una de las antiguas puertas medievales de la muralla de Burgos. Dos de las seis hornacinas de la fachada principal honran la figura de Laín Calvo y Nuño Rasura.
Los jueces aparecen sentados en la fila inferior |
Citas: [1] VALDEÓN BARUQUE, J. “Origen y consolidación de León y Castilla”. En: AA.VV. Historia de una cultura I: Castilla y León en la Historia de España. Valladolid: Junta de Castilla y León, 1995, pp. 214 y 215. [2] GUILARTE ZAPATERO, A. Mª. Castilla, país sin leyes. Valladolid: Ámbito, 1989, pp. 7 y 41. [3] LÓPEZ ROMERO, J. Diálogo entre Laín Calvo y Nuño Rasura (1570). Jerez de la Frontera: Caja San Fernando, 2004, pp. 5 y 6 (*)
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