El diccionario de la RAE define libro como el conjunto de muchas hojas de papel u otro material semejante que, encuadernadas, forman un volumen; bien, pero exactamente ¿qué son "muchas hojas" para que podamos hablar de "libro" y no de otra clase de publicación? La solución la encontramos en una recomendación de la UNESCO sobre normalización internacional de las estadísticas relativas a la edición de libros y publicaciones periódicas (París, 1964) donde se estableció que un libro es una publicación impresa no periódica que consta, como mínimo, de 49 páginas (sin contar las de cubierta), editada en el país y puesta a disposición del público. ¿Y hasta 49 páginas? Según este organismo internacional, las publicaciones impresas no periódicas que consten de 5 a 48 páginas, no son libros sino folletos.
Desde un punto de vista legal, en España, el Art. 2 de la Ley 10/2007, de 22 de junio, de la lectura, del libro y de las bibliotecas, define libro como la obra científica, artística, literaria o de cualquier otra índole que constituye una publicación unitaria en uno o varios volúmenes y que puede aparecer impresa o en cualquier otro soporte susceptible de lectura.
¿Y qué ocurre con el Día del Libro? Por iniciativa del editor valenciano Vicente Clavel Andrés, un Real Decreto de Alfonso XIII de 6 de febrero de 1926 instituyó la Fiesta del Libro Español en principio, cada 7 de octubre (supuesta fecha del nacimiento del autor de El Quijote) pero, cuatro años más tarde, en 1930, se decidió su traslado al 23 de abril, como se dijo entonces, para coincidir con el aniversario de la muerte del Príncipe de las Letras Españolas, Miguel de Cervantes Saavedra. Mucho tiempo después, en 1995, la Conferencia General de la UNESCO aprobó celebrar el Día Mundial del Libro cada 23 de abril. Un día en el que se fomenta la lectura en más de un centenar de países de todo el mundo porque, como dijo el propio Cervantes, el que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho.
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