En 2001, el asesor holandés Cor van der Lugt publicó un interesante artículo titulado (Ears and) Earprints, individualising crime scene marks [(Orejas y) otogramas, individualizando las huellas de la escena del crimen] en el número XLVI de la revista Problems of Forensic Sciences donde se refería a algunos de los antecedentes históricos relacionados con el uso de las huellas de oreja (otograma) como medio de identificación de un sospechoso. Después de citar el curioso precedente que apareció en la Gazette des Hospitales de París, de 1854, escrito por Armédé Joux –esta referencia sólo la cita este autor–: Show me your ear and I’ll tell you who you are, where you come from and where your going (Enséñame tu oído y te diré quién eres, de dónde vienes y a dónde vas); Lugt se refirió al suizo Fritz Hirschi como el primer investigador europeo que utilizó una huella de oreja (earprint) para identificar a un ladrón. Ocurrió en Berna (Suiza), en 1965. El propio Hirschi narró el caso en una serie de artículos titulados, acertadamente, International Burglars Convicted on Unusual Evidence (Ladrones internacionales condenados mediante pruebas inusuales) que se publicaron en la International Criminal Police Review en 1970.
Desde 2010, este blog reúne lo más curioso del panorama jurídico y parajurídico internacional, de la antigüedad a nuestros días, de forma didáctica y entretenida. Su editor, el escritor y jurista castellano Carlos Pérez Vaquero, es profesor doctor universitario (acreditado por ANECA) y autor de diversos libros divulgativos y cursos de formación.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario